Lo están haciendo tan mal las administraciones que son en buena parte culpables de ese aumento del ‘negacionismo’, ese movimiento absurdo propio del mal uso que algunos dan a su cuota de inteligencia. Lo están haciendo mal porque se entregan más a sus luchas políticas que a la defensa del bien común, buscan más enfrentamientos y asestar puñaladas traperas que ir por el mismo camino para ganarse la confianza y tranquilidad ciudadana en unos tiempos más que necesaria. El baile de cifras, del número de positivos, hasta de fallecidos se ha asentado. Se llega al punto de que Ingesa informa de X contagios, y el Ministerio reduce esos casos, es decir, está negando el número dado por una administración. Lo mismo ocurre con las muertes, hay un desfase porque las que dan unos no coinciden con las que aportan otros. El resultado es que ni en el número de víctimas del covid se aclaran, reduciendo todo a datos y estadísticas basadas en la temeridad.
A nivel local, asistimos a esa lucha por ver quién copa más titulares o espacios informativos que se traen Ingesa y Ciudad, con sus dos titulares sanitarios más expuestos a los micrófonos, que no significa que sean los que más saben del tema. Generalmente los más inteligentes y conocedores de la materia acostumbran a no tener tiempo para tamaña cobertura mediática. Si atendemos lo dicho por Julián Domínguez o lo manifestado por Javier Guerrero, nos topamos con dos versiones opuestas en cuanto a la búsqueda de orígenes/culpables del virus. Hasta el punto de que socialmente parece que hay una guerra en cuanto a la defensa o no de unos sectores concretos no porque se sostenga en datos concretos, sino más bien por impulsos, impresiones o querencias de cada uno. La lucha de administraciones y personalismos ha generado el efecto contrario en una población que, en tiempos de necesidad, termina confiando en otros altavoces sanitarios, pudiendo ser los menos adecuados.
Lo malo de esta degeneración de la situación es que nada se hace por variar el rumbo, por ser consecuentes y tener una altura de miras alejada de otros intereses partidistas. Muy al contrario, se aprovecha la mínima para filtrar el dato, para atacar al contrario, para hacer precisamente lo que no se debe ni es bueno para salvar la salud de todos.