Los ritmos de la tuna inundaron cada rincón del Santuario de Santa María de África en la tarde de este viernes. Los Cuarentunos Universitarios de Ceuta acudieron a visitar a la Patrona de la ciudad para nombrarla su madrina perpetua. No lo hicieron solos, llegaron acompañados de otros tunos también de cierta edad llegados a la ciudad desde distintos puntos de la Península. Todos juntos entraron cantando al templo, impregnando el ambiente de la parroquia de esa alegría propia que caracteriza a los tunos y que contagia, irremediablemente, a todo aquel que se cruza con ellos.
A los pies del altar de la Virgen, los cuarentunos siguieron con los cantos, dedicados a la Patrona, la nueva madrina de estos antiguos universitarios y de los que vengan después puesto que el nombramiento es para siempre.
El acto, cargado de emotividad, se completó con una generosa ofrenda floral que fue recibida de manera simbólica por la hermana mayor de la cofradía de África, María del Carmen Pasamar.
‘Noche perfumada’, ‘Noche de ronda’ o ‘Aurora’ fueron algunas de las numerosas canciones que interpretaron los tunos, que se resistían a abandonar la parroquia, llena de familias, amigos y multitud de curiosos que, atraídos por las melodías, no dudaron en formar parte del acto disfrutando de un buen rato que a algunas de las presentes de más edad les supo, incluso, a poco, según expresaron a la salida de la iglesia.
Al son de sus cantares, entre bailes y alboroto, los Cuarentunos se dirigieron al Palacio de la Asamblea, donde les aguardaba la siguiente parada de la ronda del viernes.
En el Salón del Trono fueron recibidos por autoridades locales a las que, de nuevo, ofrecieron su repertorio musical antes de nombrar madrina de la Cuarentuna Universitaria de Ceuta de este año a la mujer del presidente de la Ciudad Autónoma, Juan Vivas. Loli Puya recibió, agradecida, la beca de la agrupación universitaria ceutí e, incluso, se atavió con la capa típica de los tunos por un rato, convirtiéndose oficialmente en su madrina hasta el próximo año.
Para terminar el acto, los tunos volvieron a coger los instrumentos para sumir a todos los presentes en una auténtica fiesta en la que no faltaron los bailes y el ‘cachondeo’ propio de cualquier encuentro en el que esté una tuna. “Una buena tuna tiene que ser mitad bien cantar y mitad cachondeo, hay que saber buscar el equilibrio perfecto porque si una de las dos partes supera a la otra, entonces la tuna falla”, explicó Miguel Matoso, uno de los miembros de la Cuarentuna Universitaria de Ceuta. El propio Vivas no dudó en pedir que cantasen el famoso ‘Clavelitos’ animándose, incluso, a entonar alguna que otra estrofa contagiado por la alegría que se respiraba en la tarde de viernes en el Palacio de la Asamblea.
Y, aunque la parte oficial dio en este punto por concluida, para estos tunos de más de cuarenta años de juventud, la noche no había hecho más que empezar. La Calle Jáudenes fue la dirección que tomaron cantando, animando la noche ceutí con sus serenatas, sus bailes y sus ganas de vivir siempre con alegría.