Ha vivido una de las situaciones más impropias en una
frontera como la del Tarajal, en Ceuta,
que pretende ser inteligente, avanzada y moderna pero que no tiene en cuenta a las personas, mucho menos a las que presentan algún tipo de
discapacidad. Rachid, vecino de nuestra ciudad y padre de un niño con un 90% de discapacidad, ha chocado este viernes con la falta de inhumanidad de algunas personas y la ausencia de un protocolo como existe en cualquier otra frontera que dé prioridad a personas con discapacidad. Tal y como expone todavía nervioso a este periódico, nunca antes había sufrido una situación así. Se disponía a cruzar a
Marruecos junto a su niño, escolarizado en el centro de educación especial de
San Antonio, en un día que como cualquier viernes ha soportado mucho tránsito en el Tarajal. Llegó a la primera de las vallas en donde avisó al vigilante de seguridad para que conociera su caso. Hace solo unos días, en una situación de tránsito similar, el jefe policial en frontera con solo verle a lo lejos le indicó que no tenía que pasar por la cola de peatones sino por el interior. “Vino conmigo hasta la barrera con Marruecos, me sellaron antes los pasaportes y abrió el carril de
emergencia”, indica, describiendo con orgullo un comportamiento “ejemplar” de este componente policial.
Riesgo de sufrir un ataque de epilepsia
En situaciones de espera su niño se pone nervioso lo que aumenta el riesgo de sufrir algún ataque epiléptico. Hoy tras esperar 10 minutos junto a la seguridad le indicaron que tenía que meterse con las demás personas a la cola. “Iba pidiendo a la gente que me dejara pasar por humanidad porque el niño se pone nervioso”, detalla exponiendo una situación tercermundista y claramente inhumana. En general quienes esperaban le dejaban adelantarse con su hijo en una pequeña silla de ruedas hasta que a poco de llegar para el sellado de pasaportes un señor levantó la voz lo que llevó a que acudiera un responsable policial. Así, junto a su hijo, Rachid ha tenido que soportar momentos de tensión, momentos complicados teniendo que oír recomendaciones como que no pase a Marruecos cuando hay cola. Cualquier cosa en vez de disponer de un protocolo adecuado para personas con discapacidad que deberían tener un cruce prioritario. Este padre lamenta la situación. Con su queja pública solo quiere que se conozca lo sucedido y sobre todo, tanto por el bien de su propio hijo como de otras personas con discapacidad, se habilite un modo de proceder único por el que se les dé prioridad en el tránsito sin tener que soportar esperas o aguantar colas infernales y aglomeraciones.