En el cuidado de los detalles radican las buenas obras y la efectividad de la gestión política. Cuidarlos es una obligación pero no en demasiadas ocasiones se cumple con esta máxima. Al menos no se hace en el Pasaje de las Heras, en el Recinto. Los vecinos que residen en este punto de Ceuta tienen que ver a diario los riesgos a los que se enfrentan personas mayores o con una movilidad mermada.
Allí están unas escaleras que son de obligado paso y que no están dotadas con apoyos necesarios para evitar caídas. Más vale una fotografía para entenderlo. Una como la que han remitido los vecinos de esta barriada en la que se aprecia a una señora que debe descender por las empinadas escaleras inclinándose hacia la pared para hallar cierta protección.
¿Cuesta tanto ubicar una barandilla? No debería. ¿Cuáles serían sus beneficios? El respaldo general de todo un barrio que ve cómo sus mayores o personas con capacidad de movimiento mermada atraviesan serias dificultades para subirlas o bajarlas.
Unas escaleras en un punto clave de tránsito
Dichas escaleras conducen a la mezquita, por lo que es un punto de tránsito concurrido. El riesgo a las caídas es evidente así como la inseguridad a la que se enfrentan los residentes de este barrio.
A través de esta queja pública piden la atención de la Ciudad para poner remedio, para que al menos se preocupen por los residentes y, en especial, por los mayores del Pasaje de las Heras.
Solo se reclama disponer de un apoyo que reporte seguridad y protección a estas personas que cada vez que suben o bajan las escaleras se encuentran con trabas traducidas en la inestabilidad que están sufriendo a diario.
El vecindario protesta, ahora es labor de las autoridades que demuestren qué tipo de gestión son capaces de llevar a cabo: la de cara a la galería u otra de cara al ciudadano.