La Sección VI de la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta condenó ayer a dos personas por tráfico de inmigrantes, después de haber reconocido ante el tribunal su implicación en los modernos delitos que no hacen sino aflorar la vieja esclavitud. Las dos condenas, alcanzadas por conformidad, hacen referencia a dos sucesos distintos ocurridos este año.
Ahrar M. reconoció ante el tribunal ser la persona que en la madrugada del 20 de enero introdujo a varios inmigrantes a bordo de una patera. Una embarcación sin elementos de seguridad obligatorios con la que se puso en riesgo a los sin papeles. El acusado aceptó una pena de 3 años que deberá cumplir en prisión ya que en este tipo de delitos no cabe la expulsión a Marruecos ni tampoco la aplicación de medidas alternativas sustitutivas de la pena.
El tribunal dictó sentencia in voce ya que las partes mostraron su intención de no recurrir. Y si Ahrar M. se conformó con la pena, Said K. hizo lo mismo, por similar delito, aunque variando la fórmula seguida para introducir, en esta ocasión, a dos subsaharianos en dobles fondos de un vehículo.
Su pase se llevó a cabo el pasado 17 de marzo y también aceptó una pena de 3 años y 6 meses de prisión por un delito contra los derechos de los extranjeros y otro de falsedad, ya que conducía un coche cuyo número de bastidor había sido alterado.
Said K. cruzó el Tarajal con dos personas, una escondida en el asiento trasero del coche y otra en el salpicadero.
La Guardia Civil que se encontraba de servicio aquella mañana sospechó de la forma de acceder del vehículo así que procedió a su registro exhaustivo, dando con las dos personas ocultas, que tuvieron que recibir asistencia de Cruz Roja.
El Ministerio Fiscal había pedido siete años de prisión en su calificación inicial, pero tras alcanzarse un acuerdo entre las partes se selló una conformidad por la que el acusado pasará los próximos 3 años entre rejas.
Ambas sentencias dictadas por el máximo órgano judicial en la ciudad son el reflejo de un tipo de delito que se repite mucho en Ceuta por su condición de ciudad frontera. Las condenas de la Audiencia son ejemplarizantes pero aún así continúa esa sangría en la que coparticipan pasadores, artífices de los pases y las propias víctimas, que son quienes en definitiva arriesgan sus vidas para poder cruzar bien en una embarcación o en dobles fondos.