Parte de un muro se desprendió el pasado domingo y cayó a una escalera que comunica la calle Joaquín Sorolla con su paralela. Esta no es la única vez que se produce el derrumbe de parte de esta tapia, por lo que los vecinos piden una solución.
Residentes en la zona aseguran que llevan bastante tiempo advirtiendo del estado de esta tapia y de que podría caerse en cualquier momento. Además, esta no es la primera vez que se produce esta caída. En agosto de 2008, parte de este muro cayó en la azotea de la vivienda de María Ángeles González, rompiendo el tubo del agua y un aljibe, que continúa roto. Entonces cortaron el agua y acudió el Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento (SEIS) para retirar los escombros y derribar la parte del muro que estaba dañada, unos cinco metros. Tal y como indica el informe del SEIS redactado tras el incidente, este servicio dio aviso tanto a Acemsa como a Obimace para restablecer los daños ocasionados, algo que la afectada asegura que no se ha producido aún, a pesar de su insistencia.
Cuando se cayó por primera vez, se colocaron unas barandillas y más tarde otras de hierro, aunque eran “bajitas”. Por este motivo asegura que “cada dos por tres” tiene que llamar a la Policía porque en ocasiones entran personas. La última vez fue la semana pasada, cuando un hombre entró en su patio. El pasado domingo pasó lo que ya preveían, que parte del muro que quedaba, en el que habían hecho “un chapú con cemento”, cayó a la escalera que comunica ambas calles, dejando esta ocupada por escombros. Aseguraron que podría haber sido mucho peor, que hubiese caído el muro en el momento en que pasaba alguien.
En esta línea, la afectada insistió en la necesidad de buscar una solución a este problema para evitar uno mayor, que caiga sobre alguien.