La historia, varias veces repetida, ya suena conocida. Cambia el lugar de Ceuta, pero la queja es casi idéntica. "Este es el lamentable estado en el que se encuentra el parque de juegos que hay en la plaza Azcárate. Es una verdadera pena que los niños no tengan unos juegos infantiles donde reunirse para jugar en una zona segura, recordemos que es una parte de la ciudad, una zona muy poblada", lamentan los
vecinos que, desde el lugar, remiten varias imágenes de detalle sobre los desperfectos. Unas imágenes que envían a este periódico con un único deseo que manifiestan así: "Esperemos que la
autoridad competente tome cartas en el asunto y proceda a su reparación a la mayor brevedad". Pero no son los únicos, pues anteriormente este mismo medio ha escrito quejas muy similares desde zonas como Hadú o desde el mismo parque de La Marina.
Suelos acolchados levantados parcialmente que, lejos de cumplir su función, son incluso hasta peligrosos en caso de caídas de los niños más pequeños que se tropiezan al andar o correr sobre él; óxido en diferentes partes de los juegos; tuercas fuera de sitio que suponen también un riesgo; aparatos rotos, por ejemplo, sin las asas del caballito que, así, no puede ser utilizado por nadie; y un largo etcétera. Y por cierto, hasta los columpios han "desaparecido", como muestra la fotografía principal.
Imágenes y quejas que insisten, una vez más, en la importancia de atender a la niñez que, como colectivo, precisa sobre todo de áreas de juego en buen estado no solo donde poder correr y jugar al aire libre, sino también donde se relacionan con otras personas de similar edad, logrando así lograr desarrollar y mejorar diferentes
habilidades sociales. Espacios cuya importancia, por lo tanto, va más allá de lo estético, sino que realmente contribuye a la formación de personas fuera de las aulas y de los propios hogares. El deseo no es otro, por tanto, que los niños de Azcárate puedan disfrutar de un lugar así con plenas garantías, al igual que el resto de niños de la ciudad.