Hace ya 45 años que se estrenó Alien: el octavo pasajero, la mitiquísima cinta de terror sicológico firmada por un Ridley Scott en plenitud, exponente del género y referencia absoluta del cine. Aún hoy, sabiendo de memoria el devenir de la trama, se masca la tensión en cada plano, su revisión resulta más que recomendable, y evidencia una puesta en escena que se mantiene actual, que ha envejecido más que bien, y que sigue transmitiendo, más de cuatro décadas después, la creíble ambientación futurista. Esta película resultó un punto de inflexión en el terror, jugando con las sombras, con aquello que no se ve, con el cerebro del espectador y su imaginación. Una obra maestra que lanzó al estrellato a Sigourney Weaver, su protagonista, y al icónico y terrorífico alienígena que, con mejor o peor (más bien esto último) acierto, ha aparecido por la gran pantalla, entre otros muchos productos, nada menos que nueve veces ya.
Poco tiene que contarnos o que sorprendernos un producto que, claramente, está agotado desde hace mucho, vaya esa dificultad insalvable por delante en esta enésima revisión por parte del director uruguayo Fede Álvarez, que realiza un muy digno trabajo de terror preñado de homenajes a las dos primeras entregas de la saga (sobra decir que las mejores), y de copias sin rubor de imágenes míticas de la misma.
Los primeros tres cuartos de la película, los mejores con diferencia, tienen un aroma a la primera, aquella de 1979, con una historia en calma chicha que va prometiendo mambo con relativa sutileza y grandes dosis de tensión. En ella se nos plantea el protagonismo de una muchacha llamada Rain, que trabaja para la megacorporación Weyland-Yutani en una colonia situada en un planeta perdido, pero sueña con irse lejos junto a Andy, al que considera su hermano, aunque en realidad se trata un individuo sintético. Por temas del destino y toques de azar, acabará junto a unos amigos, embarcándose en el abordaje de una nave a la deriva que han descubierto, donde robarán preciado material tecnológico. Ya pueden imaginarse de qué nave se trata y qué se van a encontrar en ella para regocijo del sádico, el mitómano y el fan de la saga...
El ritmo acompaña perfectamente lo que demanda la historia, pausado cuando toca, frenético en su última parte en la que los ramalazos de acción con aires de la segunda entrega, tendentes al despiporre final con vuelta de tuerca del alien, un tanto excesivo, dentro de un metraje que comienza a hacerse excesivo cuando cruza la frontera de la hora y tres cuartos de duración.
Con todo, y con los defectillos del final, Alien: Romulus es muy consciente de que debe suplir la ausencia de sorpresas con una buena puesta en escena, actualización de la imagen con notable inversión en efectos visuales, y dar al respetable exactamente lo que espera. Misión cumplida, que no es poco en absoluto, y en vías de rodarse la ¡décima! Película, porque si los finales de Alien nunca han sido definitivos, este no se corta a la hora de quedarse en el aire a modo de cliffhanger. Continuará…
La ficha
Dirección: Fede Álvarez.
Año: 2024. País: USA.
Duración: 119 min.
Género: Ciencia ficción. Acción. Terror | Aventura espacial. Extraterrestres.
Intérpretes: Cailee Spaeny, Isabela Merced, Archie Renaux, David Jonsson, Spike Fearn, Aileen Wu, Rosie Ede, Sonia Simon, Bence Okeke, Viktor Orizu.
Guion: Fede Álvarez, Rodo Sayagues.
Saga creada por: Dan O'Bannon, Ronald Shusett.
Personajes: H.R. Giger. Fotografía: Galo Olivares.
Música: Benjamin Wallfisch.
Productora: 20th Century Studios, Scott Free Productions, Brandywine Productions.
Productor: Ridley Scott, Walter Hill. Distribuidora: 20th Century Studios.
Estreno en España: 15 agosto de 2024.