Es difícil no hacerle caso a Benedicto y no predicar tu fe, que hay muchos que piensan que los ateos no la tenemos, pero miren que sí, que no son, solo ellos, los de la religión dominante o los que se creen que nacieron con un libro santo , en la mano derecha, los que tienen valores o motivos para creer , en algo o en alguien.
Mi amigo Ramón Corrales, alucinaba , cuando le contaba , cómo mi amiga de izquierda unida, hacía más milagros cotidianos que cualquier santa que se preciara, sin fe en los dioses, sino en la humanidad por entero.
No le importa a Mohamed que los saharauis sean tan musulmanes como él , para asestarles paletadas de cordura en sus volátiles cabezas, que creen fundamentalmente, como cualquier revolucionario que se precie , en patria o libertad.
No soy yo quien , para responderle del laicismo que achaca a España, según las palabras del visitante blanqueado, que mucha culpa tiene la empresa que él regenta, que no fue precisamente , más que cuna de persecuciones y estratagemas, desde el poder y desde la gloria , para gobernar los imperios que no podía con otras armas. No se me enfadarán sus fieles , si les digo que los hijos , de los hijos, de los judíos , que sus ancestros echaron de estas tierras, y los hijos , de los hijos, de los moriscos que bautizaron a la fuerza y a los que después sentenciaban -con la sospecha y el castigo- de ser los que ayudaban a los turcos , cuando invadían las costas, al grito de “moro a la vista”, no les deben de tener mucho aprecio. Pero si nos centramos en nuestros días, la libertad no es que se haya puesto por bandera y algunos pensemos que el mejor dios , es aquel , que nos humaniza como hombres y que mejor hagamos una capa de nuestro sayo y no un visón al cura , de nuestras espaldas; sino que su propia juventud , que grita enfervorecida cuando lo ve desde el papamóvil , se esconde tras las sayas y peca en abundancia, no sacraliza los mandamientos, ni predica con el ejemplo, que , para su mayor pena, no redunda en beneficios, que deben suplir con la fiscalidad, de la casilla de hacienda . Ser ateo hoy en día, ser laico que va de calle, no es tarea fácil, ni bien vista, pero ya que estamos en predicar y que Benedicto nos llama a que demos fe , de lo nuestro , bueno será decir que no vamos a casa de los demás a insultarlos, ni atropellarlos, con nuestros improperios, que no solo nos ocupamos de las carestías del hombre , que son muchas, sino- también-de que no fastidie a su mujer, que sea igualitario , que ella maneje los hilos de su vida y no se convierta en sierva, que para siervos, los de la gleba y ya nos quedan muy pasados. Nos amamos como hermanos , sin serlo, porque somos tan pocos - aunque algunos pretendan que somos muchos , porque ven el bosque y no el árbol- que nos llevamos bien discutiendo y votando, programando y desprogramando, porque de eso vivimos, esencia de nuestras diferencias, tan palpables y ufanas, que nos hacen idénticos , en nuestras exigencias.
No vamos por ahí peregrinando, ni adoctrinando ,ni queriendo convertir a nadie, porque este es un club restringido, en el que entrar cuesta y mucho, sobre todo de dosis de conciencia, de despojarte de mata y de cruz, de dejar atrás amigos falsos y apariencias, de saberte bien con la tierra , el mar y el cielo, que llueve y truena y no está poblado de dioses , ni vírgenes, sino de gaviotas locas y palomas defecantes, en fachadas y azoteas. No es que veamos lo malo, sino que nos agarramos a la normalidad, dándonos coscorrones todos los días, tomándonos un café y amargándonos , cuando vemos, las noticias , porque solo podemos poner tiritas, en este mundo tan nuestro, que se deshace en pobreza, desigualdades y miserias, creadas en factorías de ricos , para mayor gloria de su riqueza en la tierra.
Creemos que el preservativo salva vidas y más aun la verdad que da la palabra clara y las enseñanzas valientes y que la sangre riega los campos de aquellos que la perdieron por el bien de muchos , sin recibir más que el nombre de parias y perdidos, aunque algunos los quieran subir a los altares y sacar beneficio.