Paloma López es una de las cuatrocientas mujeres que conforman la Asociación Ceutí de Mujeres Mastectomizadas, Acmuma. Su caso es reciente, y su fuerza y alegría al escucharla contar su historia es un ejemplo de superación que merece la pena destacar en el contexto del Día Mundial del Cáncer de Mama celebrado este martes.
Paloma se descubrió, mientras se hacía una autoexploración en su casa, que tenía un bulto. Al palpárselo, no dudó en acudir a su médico de cabecera, que le mandó una serie de pruebas que, lamentablemente, dieron positivo. Tenía cáncer de pecho.
Su caso estaba en un estadio tres, pero no dudó en tomar aire y luchar con todas sus fuerzas contra la situación. En estos meses, esta mujer en mayúsculas ha recibido sesiones de quimioterapia, radioterapia y ha pasado por la mesa de quirófano. Nadie lo diría al escucharla hablar, con esa energía propia de las guerreras que saben que la guerra se gana con muchas pequeñas victorias en cada batalla.
Para esta valiente, el cáncer no es el fin del mundo, ya que, según expresa, hay enfermedades mucho peores: “Cuando te diagnostican cáncer de mama tienes que tener esperanza, afrontar la enfermedad con ganas de vivir y luchar pensando que hay otras dolencias que pueden ser peores. Hay que ser positivos y pensar que porque te diagnostiquen un cáncer de mama eso no significa que te vas a morir”, explica.
De todo lo pasado en estos meses, para Paloma lo peor fue contar a sus seres queridos que tenía cáncer, estando más preocupada por ellos que por la enfermedad: “Tenérselo que comunicar a los míos; eso sí que fue un trance. Cuando tú ya sabes que tienes esta enfermedad lo llevas como puedes, pero, el pensar que ello va a hacer sufrir a la gente que te quiere, eso sí que es complicado”, confiesa.
Mimarse y cuidarse son dos aspectos imprescindibles para sobrellevar esta lucha, dice Paloma, quien asegura que es importantísimo seguir arreglándose, pintarse, hacer deporte y mantener, en la medida de lo posible, el estilo de vida que se tenía antes de la enfermedad. “Personalmente, me ha ido fenomenal en estos meses el seguir saliendo con mis amigos, tomarme mi cerveza de vez en cuando, hacer mi natación y olvidar, de una u otra forma, por un rato, el cáncer”, puntualiza.
En este camino en el que transita, Paloma no ha estado sola. Además de tener a los suyos, ha encontrado en Acmuma un pilar básico sobre el que apoyarse. “Este trance es duro, y la Asociación te lo pone mucho más fácil. Llegué a ella porque justo antes de operarme, como me encontraba un poco más débil de la quimioterapia, fui a la rehabilitación a preguntar qué podía hacer para recuperar fuerzas. Me recomendaron natación y me dijeron que podía hacerlo a través de la asociación y, a partir de ahí, han sido mi salvavidas. Me han dado un gran apoyo en todo lo que he requerido; cuando necesité la prótesis, por ejemplo, fueron fundamentales. Afortunadamente, no he tenido que recibir ayuda psicológica hasta el momento, pero estoy tranquila al pensar que, si la necesito, en mi Asociación me la proporcionarán”, explica la asociada.
A pesar de su visión optimista de la enfermedad, esta valiente incide en lanzar un mensaje, advirtiendo que nadie está libre de padecer un cáncer hoy en día, por lo que cree que es fundamental que se siga investigando y avanzando en la lucha contra esta enfermedad.
Alzando la voz, no olvida pedir a las mujeres que se miren, que se hagan pruebas de manera regular, de autoexploración y mamografías. “Observarse a una misma es básico y, por supuesto, ir a revisión cada cierto tiempo. Es tan importante, que puede salvarte la vida”, declara.
Es lamentable que se creara una unidad de mama, en el hospital universitario, y de 2 días a la semana que había consulta se quedará en 1 y últimamente ni tan siquiera haya esa semanal; retrasándose muchísimo la atención a esas mujeres angustiadas a la espera de ser atendidas u obtener los resultados de sus pruebas, cuando es fundamental un diagnóstico precoz en la lucha contra esta enfermedad.