Lisas o trenzadas, su imagen está unida al Domingo de Ramos y al de la Pollinica. Las palmas son el reflejo de una Hermandad que transmite alegría y juventud
“Cuando Jesucristo entra en Jerusalén lo hace entre olivos y palmas, ya que en esa época había muchas palmeras. Lleva una palma al igual que la gente que le recibe. Es un día de alegría y jolgorio que ha llegado hasta hoy”. Así nace la tradición de las palmas que tiene en su razón de ser la hermandad conocida popularmente como La Pollinica, según explica su hermano mayor, José Alcalá.
Pero hasta que las palmas llegan a manos de los fieles y procesionan el Domingo de Ramos iniciando así la Semana Santa ceutí, hay un laborioso proceso tras de sí. Las palmas se elaboran en Elche de forma artesanal. Un año antes reciben un tratamiento con azufre y se guardan en cámaras frigoríficas antes de comenzar el verdadero trabajo de trenzado y decoración.
Aunque los fieles aún siguen optando por la palma tradicional, libre de cualquier floritura, otras muestran un auténtico trabajo de trenzado y decoración floral. Las hay para todos los gustos y, también cómo no, para todas las edades. “Tenemos la palma lisa que tiene varias alturas, para adultos y cadetes. Las hay trenzadas, para bebés que son muy solicitadas, las de solapa para caballero y señora o las de cadetes para niños de entre 6 y 8 años”, apunta Alcalá.
Y presidiendo el oficio religioso de la bendición de estas palmas, hay una que presenta un mayor número de detalles: la que portará el obispo durante la misa. “Tiene unos tres metros de largo y están muy elaborado. La llevará el obispo de la Diócesis de Cádiz y Ceuta para el oficio del domingo”.
Aunque para palmas especiales, destaca la que porta la imagen de San Juan y que está elaborada por una antigua hermana de la Pollinica en la localidad sevillana de Albaida de Aljarafe.
Lisas, trenzadas o con diseños florales, cada año son más los fieles que buscan una palma con la que participar en la procesión de la Pollinica. “Este año hemos tenido que pedir más palmas porque la pasada Semana Santa tuvo mucha aceptación y nos hemos surtido de más existencias porque creemos que van a tener buena salida”.
El fin de la procesión da paso a una tradición en la cofradía. Eligen una de las palmas que permanecerá en la casa de hermandad hasta que Nuestro Padre y Señor Orando en el Huerto y la Madre de Dios de la Palma vuelvan a reunirse con sus fieles la próxima Semana Santa. “La dejamos durante un año entero, se seca y permanece ahí hasta se vuelve a cambiar por otra. Otras hermandades o los fieles también las dejan en sus balcones como reflejo de apoyo a la hermandad”. Y uno de estos apoyos y cariño por ‘La Pollinica’ viene de la mano de la Cofradía del Medinaceli que, cada Domingo de Ramos, los recibe, a su paso por su Casa de hermandad, con palmas en lugar de con los bastones de la Cofradía.