Si ante cualquier acontecimiento, desde la llegada de un cometa hasta que se me ha acabado el papel higiénico, pido la dimisión de Pablo Iglesias ya sabemos que es usted de ultraderecha, aunque usted mismo no lo sepa, y que le recomendamos se pase a las toallitas higiénicas que le dejarán más limpito y suave una parte tan importante de su cuerpo. Quizás cierto escozor por el rozamiento del papel le lleve a tener ese carácter.
Si ante cualquier acontecimiento, desde que el cometa finalmente cambia de órbita a que no se me acabó el papel higiénico, sino que no lo encontraba, alabo a Felipe VI, defiendo al emérito y marco cierta equidistancia con Pablo Iglesias, a la vez que intento aparentar que soy de izquierdas es usted del PSOE. Lo de socialista o no, aún lo está debatiendo en su fuero interno, aunque usted mismo no lo sepa.
Si ante cualquier acontecimiento, desde que haya estrellas en el firmamento hasta que se me ha acabado el papel higiénico y no tengo toallitas húmedas ni pañuelos de papel a mano en el yate, ataco a Pablo Iglesias Turrión sin darme cuenta que de camino emborrono la memoria de Pablo Iglesias Posse ya sabemos que es usted Felipe González o alguno de los que irá nadando a llevarle el papel higiénico (Bono, Guerra, Page). Hasta aquí sencillo de interpretar. Ahora vamos con lo complejo de comprender.
Tachar de esquizofrenia política a quienes desde dentro de las instituciones no participan de coqueteos con actitudes antidemocráticas y anticonstitucionales señalando las carencias existentes en nuestro estado de derecho es demencial o absolutamente intencionado y dirigido.
Cuando se forma parte del Gobierno se debe mejorar en todo lo posible la calidad democrática de este país. Y las discrepancias y el señalamiento procesos y procedimientos con el fin de actualizarlos es obligado. Que parte del código penal sea casi de origen feudal, que tengamos nuestro propio rey sol y no me refiero al mal llamado emérito en oriente próximo sino a la propia institución que no es que sea inviolable es que parece existir solo para exaltarla y adorarla. La propia Ministra de Defensa lo deja muy claro: “Tengo derecho a un comentario frívolo. En España tenemos un Rey guapísimo y un presidente del Gobierno más guapo todavía”.
Esto podría perfectamente considerarse como enaltecimiento de la ridiculez, apología de la banalidad y por supuesto injuria a la corona por considerar a Sánchez más guapo que a Felipe VI y encima permitirse comparar a todo un rey de España con un plebeyo.
¿A alguien extraña que cada vez exista más desafección con la clase política y qué desde Catalunya miren a Felipe VI y a Sánchez como los miran?
Solo decirle una cosa a la señora Robles, que como soy defensor de la libertad de expresión defenderé su derecho a decir tamañas majaderías en una situación tan compleja como la que estamos viviendo precisamente por condenas contra la libertad de expresión y en un momento en el que en Catalunya se está formando Gobierno y cosas como éstas alejan más a Illa de ERC, si alguna vez estuvo cerca. Por cierto, que ser más guapo que guapísimo ¿cómo se denomina? ¿Sanchísimo?
Mientras todo esto sucede seguimos asistiendo a disturbios y hasta saqueos noche sí y noche también. Las imágenes de violencia y altercados recorren más de medio mundo. Una sentencia en la que dos de los cinco magistrados del Tribunal Supremo han emitido un voto particular nos indica algo.
El hecho de que la directiva europea aprobada en 2017 sobre la lucha contra el terrorismo exprese que: “La directiva dice que los actos intencionales de incitación a delitos de terrorismo se castigarán siempre que tal conducta preconice directa o indirectamente, a través, por ejemplo, de la apología de actos terroristas, la comisión de delitos de terrorismo, generando con ello un riesgo de que se puedan cometer uno o varios de dichos delitos” nos indica algo.
Que el Tribunal Supremo en 2017 dijese que dar vivas al Grapo años después de su desaparición no era delito, pues no había riesgo de que esos vivas incitasen a nada, en ausencia de un contexto terrorista y ahora se tome la decisión tomada nos indica algo.
Y una de las cosas que más nítidamente nos indica es que España se las volverá a ver con Estrasburgo antes que después y con el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH). Y ya todas, absolutamente todas, sabemos lo que ocurrirá, que “En España tenemos un Rey guapísimo y un presidente del Gobierno más guapo todavía”.
La vida continuará y seguiremos sin aprender esta lección sobre la libertad de expresión.
¿Normalidad democrática llegar a esto?
“La violencia sólo puede ser disimulada por una mentira y la mentira sólo puede ser mantenida por la violencia” (Aleksandr Solzhenitsin).
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