Como reacción frente a la postura de Pablo Iglesias, líder de Podemos, que ha presentado en el Congreso una Proposición no de Ley en solicitud de que sea suprimida la transmisión de la Misa dominical por el segundo canal de la televisión pública, ha surgido en las redes sociales una página web titulada “Yo voy a Misa”, a la cual han venido adhiriendose un buen número de personas. Como era de esperar, ya ha salido el •”progre” de turno, en este caso el llamado Carlos Sánchez, Concejal de Economía de ese Ayuntamiento de Madrid que tantas ideas geniales viene produciendo, quien, desde su perfil de twiter, se ha permitido llamar “gentuza” a los católicos que se han venido adhiriendo a “Yo voy a Misa”.
Ante las lógicas reacciones suscitadas por tan injusto calificativo, Carlos Sánchez (esto de los Sánchez empieza a preocuparme seriamente, máxime cuando mi abuelo materno llevaba en segundo lugar dicho apellido) ha respondido con una larga justificación de su mencionado exabrupto alegando que cuando lo redactó estaba enfadado, pero que queda muy lejos de su posición el habar querido insultar, añadiendo que pertenece a una “comunidad cristiana de base” y –esto es lo que más me ha llamado la atención- que cree en un “Dios Padre/Madre”. ¿Hasta ese extremo vamos a llevar la cruzada por la igualdad de género? Desde hace dos milenios, una gran parte de la humanidad viene rezando la única oración que nos dejó Jesucristo, el Padre Nuestro. Me pregunto si es que ahora va a resultar que estos “progres” estarían dispuestos a considerar un “machista” a quien salvó a la mujer adúltera, porque elevó su oración al Dios Padre de la creación y de toda la humanidad, y no al Dios “Padre/Madre”.
Son ya ganas de buscarle no sé cuántos pies al gato en esa enconada guerra de la igualdad, que está muy bien siempre que no se convierta en obsesión, como evidentemente es el caso. Si de lo que se trata es de buscar como sea una denominación religiosa cristiana en femenino, ahí tienen nada menos que la Santísima Trinidad
Cuentan que allá por el siglo XV, los filósofos, los teólogos, los políticos e incluso el pueblo en general de Bizancio se encontraban sumidos en profundas disquicisiones acerca de cuál pudiera ser el sexo de los ángeles, hasta el punto de no haberse percatado de que los turcos estaban ya entrando en la ciudad… y allí siguen. De esta historia viene la conocida expresión de “discusiones bizantinas” ¿ Acaso vamos a caer, a estas alturas, en discutir la paternidad divina? ¿Puede, quien se titula cristiano, tratar de enmendar la palabra de Jesús? Fue Ël, en su supremo magisterio, quien dijo “Padre Nuestro”, no “Padre/Madre Nuestro y Nuestra”. Así es que, por muy de base que se pretenda ser, alguien que se reconoce “cristiano” no debe andar rectificando en la práctica nada menos que la oración que nos legó Jesucristo, ni tampoco despreciando a los católicos que libremente hacen pública su asistencia a Misa, llamándolos “gentuza”, es decir, lo que a tenor de la definición de tal palabra que dice el diccionario de la Real Academia, “grupo de gente que es considerada despreciable”. Extraño cristiano, en verdad, aquel que considera tan despreciables a quienes se limitan a declarar públicamente, en las redes sociales de internet, que van a Misa.