Hace 50 años el padre Ángel García Rodríguez visitó Ceuta el tiempo suficiente para conocer los problemas que entonces enfrentaban tanto sus habitantes como quienes desde sus alrededores acudían en búsqueda de una vida mejor. En la barriada de Príncipe Alfonso pernoctó durante varias noches en ese entonces y este miércoles volvió a recorrer sus calles no solo por nostalgia si no también interesado en la vida de quienes allí habitan.
Su visita de esta oportunidad a Ceuta ha sido mucho más corta pero igual de importante, pues ha venido a poner su grano de arena para ayudar a resolver la crisis de mayo pero con una visión muy distinta a la que nos han acostumbrado los representantes de muchos sectores locales y nacionales. En breve conversación con El Faro de Ceuta, el padre Ángel ha compartido inquietudes y pareceres que presentamos a continuación.
- Entendemos que no es la primera vez que usted atiende una situación similar en la ciudad de Ceuta ¿Cómo esa primera experiencia lo ha sensibilizado para atender esta nueva situación?
- Yo llegué a Ceuta ya hace más de 50 años y dormí muchas noches, sobre todo en el barrio Príncipe Alfonso, allá arriba, y ayer lo fui a ver. Los primeros niños que tuvimos en los hogares eran niños marroquíes, niños que vivían en el barrio Príncipe Alfonso, que los llevábamos a la Península, en concreto a Asturias.
Hoy, después de 50 años, volví a recorrer aquello y después todos los albergues y todos los lugares en los que tienen a los niños y los adultos de Marruecos que han llegado aquí y la impresión que uno saca, por una parte y con el corazón encogido de ver esta situación, sobre todo de ponernos a veces en el lugar de cualquier padre que tuviera un hijo y que tuviera que estar aquí.
Pero también una esperanza grande que desde el mismo Gobierno de España se haya llegado el primer día o al día siguiente cuando habían pasado todos aquí, el gobierno de Ceuta, y sobre todo el mismo pueblo de Ceuta que siempre ha sido un pueblo de integración, acogedor, bueno, dije “con personas así se puede caminar y funcionar.
El mundo se nos cayó con la pandemia, y en Ceuta exactamente igual, se rompió, pero lo que pasa aquí es que se rompió otra vez ese 17 y 18 de mayo y han sido capaces de salir adelante.
Yo voy con una gran esperanza y con una ilusión, porque los niños y las personas que he visto estaban alegres en esos albergues, estaban lo mejor que puede estar, no con toda la dignidad que había que tener que es un buen dormitorio, un buen hotel, un buen lugar, pero dentro de eso, es decir, estaban con la higiene, con esos trabajadores tanto de Cruz Roja como de SAMU, a los que hay que hacerles este apoyo, decirles gracias.
Nosotros, desde Mensajeros de la Paz, venimos a colaborar a ofrece que se puedan ir algunos niños desde aquí a la península, al centro que tenemos y estamos hablando con algunos presidentes de comunidades de la península y con el presidente de Ceuta y con el gabinete de la delegada del Gobierno.
- ¿Cuál es, a su juicio, el aspecto más preocupante generado por la crisis de mayo?
- Que estén con la dignidad que debían estar las personas, que los hubiésemos acogido y eso yo creo que lo ha hecho el pueblo de Ceuta, al cual yo le digo que uno agradece lo que ha hecho el Gobierno de España apoyando y viniendo aquí, lo que ha hecho el Gobierno de Ceuta también, pero de una manera especial el pueblo.
Los hombres y mujeres de aquí no han rechazado a los que llegan aquí, nunca lo han hecho, en esta ocasión incluso han colaborado, me han contado cómo las personas desde sus hogares les han llevado ropa, zapatos y comida para que pudieran tener.
Si esto no es solidaridad que venga Dios y lo vea.
- ¿Cuáles son las medidas más urgentes que se deben tomar?
- No mirar para otro lado, que esto es Europa, estamos en un planeta, aquí no hay unos y otros, aquí todos somos uno y tenemos que ayudarnos unos a otros y dejarnos de poner tantas piedras, tantas zancadillas a las personas que están intentando arreglar esto, exigirles que lo arreglen pero no pedirles que miren para otro lado o que no haya problema, que se devuelvan de cualquier forma o que se regresen de cualquier forma.
Los políticos, los gobernantes, no solamente los de Marruecos y los del gobierno español o el de Ceuta, si no el de Europa también tiene que ver in situ lo que viene, como han ido cuando estábamos en Lesbos y otros albergues donde ya habíamos sufrido esta tristeza de que a veces a muchos seres humanos no se les trata con toda la dignidad con que debían estar, no digamos a los niños.
Que no puedan estar con sus familias es triste. Yo creo que lo más importante es la reagrupación familiar, pero hasta que no llegue eso que seamos capaces de ofrecerles algo que no sea un banco o sea la calle y yo creo que las instalaciones que hemos visto no es lo mejor que pueden tener, pero al menos tienen un techo, un lugar donde pueden ir a lavarse y tienen algo de comida, pero eso no basta.
- ¿De qué manera Mensajeros de la Paz puede colaborar para darle solución a este problema?
- Primero sintiendo. Aquí no es cuestión de dinero ni es cuestión incluso de acoger, si no sintiendo en el alma el problema y pidiéndole de verdad a los gobernantes, a los unos y a los otros, que dialoguen, que tienen obligación de dialogar y que tienen obligación de dar respuesta. A veces nos preguntan “¿y usted qué haría?” y no, no, para eso están que se han presentado y son políticos y gobernantes, quienes lo tienen que arreglar son ustedes.
A nosotros aquí nos tienen para colaborar, nosotros si supiéramos iríamos al Congreso de los Diputados o algo así, pero no, son ellos los que lo tienen que arreglar, los que lo deben arreglar y a los que les pedimos, yo creo que casi de rodillas, se lo pedimos de verdad, que lo arreglen.
- ¿Cuál sería el ámbito de participación de Mensajeros de la Paz y con qué medios cuenta para hacerlo?
- El ámbito de participación de Mensajeros de la Paz son las instalaciones que tiene en la Península, algunas de ellas las tenemos preparadas con algún alcalde y con los presidentes autónomos; ofrecer algunas de esas instalaciones para acoger a algunos de estos niños, pero ya digo que lo más importante es la reagrupación familiar, es que seamos capaces de resolver este problema.
- ¿Tienen algún número estimado de cuántos niños y jóvenes pudieran acoger en sus centros?
- Hemos concretado unos cincuenta, los que permitan algunos ayuntamientos, porque a veces algunos se pelean a ver quién es el que menos lleva, yo quiero pelearme a ver si puedo ser el que más puedo llevarme y acoger.
- ¿Cuentan con un plan o programa específico o considera que esta situación conlleva una estrategia diseñada especialmente? ¿por qué?
- El papa Francisco lo ha dicho al principio del papado: los problemas mayores que tiene la sociedad son la soledad y la migración y este es un problema que no es solo de Ceuta o de Lesbos o de Siria, la migración es un problema mundial. Hubo otros problemas, el que no hubiera guerras, que hubiera paz, más o menos se han evitado las guerras, sigue habiendo problemas de hambre, pero el problema de verdad en esta época que nos toca vivir, en palabras del papa Francisco, es sin duda alguna la migración y la soledad.
Y a veces, como también dice el papa Francisco, a veces ocurre decir que es una vergüenza lo que hacemos los humanos y tenemos que quitar esto lo dijo él cuando fue a la isla y al ver tantas personas que se mueren en los mares, que los mares parecen un cementerio inagotable de cadáveres de personas que intentan encontrar una vida mejor y que lo que encuentran a veces es la muerte en el mar.
- ¿Cuándo estima que Mensajeros de la Paz pueda participar en la resolución de esta crisis y cómo lo haría?
- Muy humildemente, sabiendo que es muy poco lo que podemos hacer, pero unir fuerzas, dando energías, dar ánimos. Más que venir a dar ánimos yo vengo aquí a coger energías y a decir cuánta gente buena hay, cuántos voluntarios, trabajadores de Cruz Roja, de SAMU, del mismo pueblo de Ceuta, voluntarios que sin ser de ninguna ONG, saben que les sobra una ropa, unos zapatos y lo van a entregar a los Cruz Roja para los demás.
- ¿Hay alguna alternativa para los mayores de edad y adultos que también ingresaron de manera irregular?
- Las alternativas normales y corrientes que pueden ser encontrar una residencia, encontrar un albergue, encontrar una casa, encontrar un trabajo. Estas son las alternativas en la que tenemos que poner todos la carne en el asador.
Esto no lo puede resolver solamente el Gobierno de Ceuta, yo me atrevo a decir que ni solo el Gobierno de España, ni tan siquiera el Gobierno de Europa, esto es algo global.
- ¿Qué mensaje bien para quienes sostienen que la única solución es devolver a estos menores no acompañados a sus territorios?
- Pues yo digo que son padres muchos de esos que dicen eso y que se pongan en los zapatos de los demás de decir que si eso fuera el remedio hagamos ese remedio, pero sabemos que ese no es el remedio ni devolverlos, ni dejar las fronteras que entren todos. Hay que dialogar, y que a veces no hay que advertizar diciendo “pues que se devuelvan o que se los trague la mar, que se nos quita este problema a nosotros y que lo cojan otros”, esa no es la solución.
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