Tras el resultado de las elecciones municipales y autonómicas del domingo y el posterior anuncio de la convocatoria de elecciones al Congreso y Senado para el próximo 23 de julio, parece que nos olvidamos de lo que queda aún por hacer en nuestra ciudad y la verdad sea dicha, aún ignorando la decisión de quién ha obtenido mayor número de votos, me interesa como ciudadano la resolución que vaya a tomar el próximo alcalde-presidente. Los ceutíes ya hemos vivido como se fraguó el fracaso anterior de los acuerdos de gobierno con el PSOE y con VOX. Partido este último que rompió con los populares tras la decisión de la Asamblea de declarar “persona non grata” al presidente de la formación, Santiago Abascal y en la que el PP se abstuvo propiciando la alianza conocida como el “pacto de Jaudenes” con el PSOE. Tras unas elecciones, el pueblo soberano manda, pero estamos en Ceuta y el carácter personalista de quién gobierna el partido más votado, no tolera un criterio distinto al suyo. Buena prueba de ello, es comprobar que en el único periodo en el que no ha dispuesto de su cómoda mayoría en la Asamblea, ha roto con sus dos aliados en sucesivos turnos. El presidente de la Ciudad, Juan Jesús Vivas Lara, ya ha descartado públicamente pactar con VOX y gobernar con el señor Gutiérrez de cara a la próxima legislatura, el martes ya estaba tanteando a los localistas. Manifestó que tenía que hablar con el Comité Ejecutivo y los miembros de su lista por pura cuestión de respeto. Olvidaba el señor Vivas que la lista a la que alude, la componen los mismos que impuso al Comité Electoral sin dar otra opción que ratificar formalmente su personal elección, olvidando el respeto que les debía, por tratarse del órgano de donde debía haber salido la propuesta y no al contrario. En aquella ocasión no consideró prematuro, ni inapropiado, ni irrespetuoso, saltarse al Comité Electoral y entregarle la lista confeccionada. Se ve que en determinados momentos el respeto no es tan importante y tampoco el propio cometido del Comité. Son seis las CCAA y 15 las ciudades que dependen de un pacto para formar gobierno, Ceuta también, pero el alcalde-presidente de la ciudad ya ha cerrado la puerta y descartado el pacto con VOX y con PSOE. ¿Qué hará si desde Génova, Feijóo le pide lo contrario? Recordemos que ya fuimos el primer experimento del líder nacional del PP, cuando en contra de todo razonamiento propició el pacto con el PSOE en la ciudad autónoma, idea que no acaba de abandonar a pesar de que la situación actual de la Nación aconseja como prioritario, devolver a las instituciones y al propio partido su independencia y prestigio, actualmente ninguneada por Sánchez. Los años en los que este hombre ha ejercido el poder (Sánchez), ha despojado a su propio partido de su esencia, cualidad que cualquier demócrata añora con independencia de su ideología. No obstante, no lo enterremos antes de tiempo, aunque ello depende más de como conduzca la situación el líder del PP de aquí al 23 de julio. Volviendo a la territorialidad, parece mentira que un político como nuestro alcalde-presidente, con veinte años en el ejercicio del poder en la ciudad, no se dé cuenta de la magnitud del problema que ha ocasionado este presidente del Gobierno. Ignora la situación que se nos viene encima mirándose su propio ombligo, siguiendo una política de alianzas que recorre la derecha, el sanchismo y ahora parece tentado de aliarse con comunistas llamándoles “localistas”. Es como el péndulo que vuelve a su origen. La realidad es que estas elecciones han sido un plebiscito sobre Sánchez Si o Sánchez NO. Las ha perdido, pero ya pone diques de contención contra la propia insurrección interna y tentando a un indeciso Feijóo quién aún ve a VOX como un peligro y no como un aliado para sacar España de una situación harto difícil. Esperemos que como buen gallego no tome ninguna decisión hasta que se resuelva esta por si sola y lleguemos al 23 de julio sin ningún sobresalto, deje los experimentos en esta ciudad para otro momento y controle a su protegido en Ceuta. Por otro lado, los ceutíes también esperamos de Abascal que haga ver a su pupilo, que debe acabar con el discurso de enfrentamiento y faltón que a nada conduce y comience a hacer política constructiva. Si no la puede hacer dentro de sus posibilidades, que controle la falta de gestión, algo que todos los ciudadanos en la época de vacas flacas que se avecina seguramente le agradeceríamos.