El cáncer es una enfermedad que afecta a miles de personas y es muy importante cumplir con las revisiones para detectar una posible recaída a tiempo. Sin embargo, en el Hospital Universitario de Ceuta está ocurriendo todo lo contrario: se están aplazando, cancelando o, directamente, no dan cita a pacientes que deberían pasar por la consulta del oncólogo en estos meses.
Son muchas las personas afectadas por esta situación de la que tampoco reciben ningún tipo de explicación. No saben si los profesionales están de vacaciones, de baja o cuál es el motivo para que se esté produciendo este retraso en un área donde es tan importante hacerse un ‘chequeo’ en el momento que corresponde.
El Faro de Ceuta ha recogido el testimonio de varias mujeres que están sufriendo estas cancelaciones en sus citas de oncología y han querido contar cómo les está afectando y lo que puede ocurrir si no remite pronto.
Una de ellas está recibiendo actualmente un tratamiento hormonal para la enfermedad. En su caso, lo ideal sería tener revisiones cada tres meses, aunque en esta ocasión está pasando mucho más tiempo del recomendado y solo ha podido tener una primera revisión.
Ahora, tendría la segunda cita para ver la evolución del tratamiento porque “cuanto más tiempo lo llevas tomando, puede producirte algunos efectos secundarios”, cuenta esta paciente que prefiere mantener su anonimato.
Por ello, se tiene que ir haciendo analíticas para controlar que todo está correcto.
Así, “yo tengo la analítica hecha, tenía cita para primeros de junio con el oncólogo y me llamaron del hospital para decir que la cancelaban sin dar explicación alguna”, expresa. Como no podía quedarse de brazos cruzados, “subí al hospital y me dijo la administrativa que había un retraso bastante grande y que no me podía decir exactamente para cuándo podría darme una nueva cita”.
Las consecuencias de todo esto es que “no sabes si tienes que hacerte pruebas extras, si tienes algún inconveniente o alguna mejora”, lo que lleva a producir mucha inquietud e intranquilidad en los pacientes. Más aún cuando no saben cuándo llegará esa cita que tanto esperan.
Además, cuenta que a lo largo de este proceso también “surgen dudas que no te puede solucionar el médico de cabecera. Te puede dar su opinión, pero es el especialista el que te mantiene al día”.
Aunque ella no puede quejarse del trato del personal del hospital, “que ha sido siempre muy agradable y muy humano”, ha puesto una reclamación para que quede constancia de su caso “porque para mí es importante. Somos personas y pagamos nuestra Seguridad Social, no somos simples números”.
No pide tanto, tan solo una cita que le corresponde para asegurarse que esta enfermedad no está atacando de nuevo y poder hablar con el oncólogo para su tranquilidad.
Aunque puede parecer un caso aislado, esta historia se está repitiendo constantemente en estas últimas semanas. En esta ocasión, la afectada es María José Carrera, paciente de cáncer de mama.
En su caso, directamente no le dan cita. Ella fue a su revisión en el mes de marzo y “mi oncólogo me dijo que me veía en cuatro meses, en julio, y me dio el papel con la prueba que me tenía que hacer”. Se trataba de una analítica que se la tiene que realizar, como mucho, una semana antes de la cita con el especialista.
Tal y como siempre ha hecho, “me voy a pedir cita cuando salgo y la chica me dice ‘no te puedo dar porque no tengo la agenda abierta, cuando se abra te llamo”, cuenta Carrera.
Como no la llamaban, cuando faltaba un mes para la fecha en que debería verse con el oncólogo, “el siete de junio, me presenté a pedir cita de nuevo y para recordarles que a mí nadie me había llamado. Me dijeron que no tenían citas para darme. Me enseñó un listado largo que tenía y dijo que iban llamando”, según les decían que podían dar citas.
Ante esta impotencia, María José tampoco dudó en poner una reclamación para que quedase constancia de lo que está ocurriendo y del malestar que está provocando en estas pacientes.
A día de hoy, sigue esperando que la llamen y tampoco ha recibido respuesta a la reclamación puesta. Por eso, “no tengo ni idea de cuándo voy a tener la revisión de los cuatro meses”, que ya no será de los cuatro meses.
Según manifiesta, esto provoca en los pacientes “inseguridad. Si no tenemos revisiones, ya no es que estemos mal físicamente por el cáncer, también estamos mal psíquicamente del estrés que genera”.
Y no solo al paciente, “la familia también lo sufre, está nerviosa, quiere saber si su familiar ha recaído o está limpio” y todo eso te afecta psicológicamente, detalla.
Y es que, quiere recordar que “el paciente oncológico, lo que haya, se lo tienen que encontrar lo más rápido posible” para poder revertir la situación y no sea demasiado tarde.
Otra historia similar es la de una paciente que también prefiere mantener su nombre en el anonimato. Hace dos años le encontraron un tumor muy agresivo en el pecho y rápidamente “me operaron, me pusieron quimio y radio y mis revisiones tienen que ser muy asiduas por el tipo de tumor que he tenido”, relata.
De este modo, esta paciente tiene revisiones cada tres o cuatro meses desde hace dos años, “hasta ahora”. “Mi revisión era el mes pasado y me llamaron y me dijeron que se cancelaba cuando ya tenía todas las pruebas hechas, como la mamografía y la analítica y habiendo ido al ginecólogo”, explica.
Quedaron en llamarles desde el hospital para concertar una nueva cita sin darles ni un tipo de explicación y, semanas después, sigue sin tener noticias.
“Es hermético todo, nadie sabe nada y no tenemos acceso a los oncólogos”, expresa con impotencia. Una situación que crea “miedo y autosugestión, de decir si hubieran visto algo en las pruebas” se hubieran puesto en contacto con ellos.
Tienen que aferrarse a algo para poder seguir adelante “y que los niveles de ansiedad no me dejen bloqueada. Ya es bastante lidiar con esta enfermedad” como para tener esa inseguridad de no saber cuándo te verá tu médico especialista.
La necesidad que siente de poder tener una revisión la ha llevado a pedir que deriven su caso a otro hospital en la Península, corriendo ella con los gastos de transporte, pero obtiene “la callada por respuesta. Tengo que suplicar que me atiendan, es muy triste”.
Esto hace que se plantee también ir a un oncólogo privado que mire sus resultados para poder respirar tranquila y comprobar que todo va bien, aunque “igual hay otras personas que no pueden”.
“¿Y si todo se extrapola y hay una célula que va hacia otro lado? Dicen que mientras antes se coja, más probabilidades tienes. Pero, ¿qué garantías nos dan? ¿Qué seguridad nos dan?”, es la pregunta que hace esta mujer en su desesperación.
“Es una injusticia, una falta de empatía, tratarnos con la punta del pie. Lo único que os pido es que no nos dejéis, es la única manera que tenemos de hacer presión porque no nos hacen caso. Estamos desamparados, las autoridades calladas, el Ingesa no sale ni para desmentir y ahí estamos nosotros que no podemos esperar. Tiempo que pasa sin tener resultados, tiempo que puede ser nefasto”, manifiesta.
Algo más de suerte es la que tiene Isabel López, ya que aunque a ella le han aplazado su cita, sí tiene cerrada una nueva fecha para encontrarse con su oncólogo y comprobar que todo sigue estando bien.
En su caso, fue hace ya siete años cuando le detectaron un cáncer de mama a últimos de mayo, la operaron inmediatamente y todo salió bien. Desde entonces, se tiene que hacer revisiones y “como las mamografías se tienen que hacer una vez al año, mi mamografía siempre es cuando a mí me lo diagnosticaron, a últimos de mayo, y el médico siempre me ve entre el 10 y 12 de junio”.
De este modo, este año tendría que haber ocurrido lo mismo, pero no ha sido así. “La sorpresa este año, que yo en el mes de febrero cojo cita para mi mamografía, me la dan para un 23 o 24 de mayo” y cuando fue a pedir la cita para que la viera el oncólogo, “hay una chica nueva y me dice no, primero te doy la cita yo y luego la mamografía” y le ha dado para principios del mes de septiembre.
También tuvo que aplazar su mamografía hasta finales de este mes.
Una situación que obliga a que cuando la vea el especialista haya pasado más de un mes desde que se hizo la prueba para comprobar que todo sigue su cauce.
Cabe destacar que para Isabel esta no ha sido la primera vez que ha pasado por una situación similar ya que hace dos años “tenía cita para primeros de junio, me la suspendieron y me dijeron que ya me llamarían. Pasó el mes de julio y de agosto y ya me fui allí a hablar con el doctor y me dijo ‘si yo ya he mirado y no hay nada”.
Por suerte, todo siguió bien y esa retraso en su cita con el oncólogo no tuvo consecuencias.
Sin embargo, esta suerte puede no acompañar a todos pacientes, quienes exigen con desesperación que se solvente esta situación y puedan tener sus revisiones en el momento correcto para detectar cualquier anomalía a tiempo.
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