En la facultad de Historia de Oxford, una de las ciudades más bellas del planeta, reza una inscripción en piedra en su fachada de gran belleza, pero algo estrecha, lo que obliga a escribir la frase siguiente en dos lineas“Deus ilumina tío mea” lo que pudiera groseramente traducirse como “Dios ilumina a mi tío” pero compuesta la frase entera es “Deus iluminatio mea” lo que debe traducirse como “Dios me ilumina”. No voy a descubrir lo que significa la separación de palabras en el idioma, pero ésta he de reconocer que me ha hecho reflexionar.
La separación de las palabras, como la separación del Estado en Comunidades Autónomas lleva al disparate como en la frase comentada.
Siempre he sido un admirador de las “praxis” del Reino Unido. La diferencia entre la práctica de la razón que es lo que nos han imbuido en nuestras mentes desde la época napoleónica y la razón práctica que es lo que se estila en Inglaterra y el resto de Gran Bretaña, pero impulsada por Inglaterra siempre me ha fascinado. Afortunadamente ha calado en los Estados Unidos, haciendo de este país el más poderoso de nuestra época.
Nosotros nos sumergimos en las leyes sin tener en cuenta la costumbre o respetándola pocas veces. El respeto que en Oxford se tiene de la tradición, lo que al final se traduce en una esplendida enseñanza de tres años, se encuentra en muchas facultades americanas, pero ya en ninguna española. Los británicos siempre adorarán su monarquía, que también ha sabido hacerse merecer, y nosotros hemos expulsado varias veces a nuestros reyes, y en la actualidad prácticamente no existe el cariño ni el respeto, si lo comparamos con el que profesan en el Reino Unido, salvo los aspectos de la farándula.
Sin embargo es difícil cuando uno se encuentra en ese país, saber que pasa en otros países. El ombliguismo británico es conocido. Los programas de televisión se ocupan casi solamente de sus problemas sociales y por supuesto de la agenda de la familia real.
He podido conocer allí que el gobernador del Banco de Inglaterra va inyectar 100 billones de Libras esterlinas, a su sistema financiero. En España, a mi vuelta de Inglaterra, no lo he visto reflejado en ningún periódico.
Sin embargo, los periódicos británicos están todos los días anunciando nuestro funeral.
Que duda cabe que el rescate financiero, impuesto por Alemania, en mi opinión algo precipitadamente ya que se ha “propuesto” antes de realizarse las auditorias bancarias para conocer el montante necesario, hay que hacerlo con premura pero no precipitadamente. La petición para España se formalizará en la próxima cumbre europea de finales de Junio. El eurogrupo condiciona la ayuda a la puesta en marcha de “reformas especificas” en el sector financiero, aun no conocidas. Es más urgente la reforma institucional y la de la Administración Pública, porque es la que llevará la confianza a los mercados. En tanto el Gobierno esté tan dubitativo y acomplejado que no se atreva a estas verdaderas reformas, la desconfianza de los mercados producirá un castigo con primas de riesgo tan altas que estaremos abocados al rescate definitivo.
Cuando preguntaba a un inglés que pasaría si Escocia se separase del Reino Unido, me contestaba que en realidad, los escoceses han pensado en ello cuando han encontrado el petróleo del Mar del Norte, no antes, pero que de cualquier manera le importaba poco. Allá ellos.
Nosotros estamos llegando solamente desde 1978, (Constitución Española) a la misma idea, pero Galicia, País Vasco y Cataluña son tan España como el resto del País, lo que no ocurre en Gran Bretaña.
Por ello es a los políticos que han consentido este desmembramiento ideológico, permitiendo dar cada vez más competencias a las CC.AA y creyendo que así se aplacaría su sed de autogobierno (independencia), a los que hay que responsabilizar por haber llegado a esta sin razón.
A los problemas de la crisis actual se añaden la crisis económica española derivada de la construcción y la crisis institucional derivada de la ambición de los políticos que han optado por la disgregación de España para tener sus acólitos en cada Comunidad Autónoma.
Es necesario ser pragmáticos, duros y consecuentes, teniendo en cuenta que España no puede funcionar sin alguna de sus partes. Retrocedamos en el pensamiento y unamos nuestro esfuerzo para tener un solo mercado, una sola España, una sola legislación para todos. No podemos continuar de otra manera.
Nuestras elites políticas no han estudiado como las británicas en Oxford, pero nuestro país tiene solución, y la solución se encuentra en la unidad del mismo nunca en la disgregación.
Por ello Oxford siempre nos enseña.