Categorías: Sucesos y Seguridad

Otros dos registros estrechan el cerco sobre los almacenes de mercancías

Los  almacenes del entorno del Tarajal en los que se acumula la mercancía que hace escala en Ceuta en su periplo hacia Marruecos se han convertido en uno de los objetivos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que han recibido la orden de detectar todos aquéllos sobre los que pesen indicios de estar cometiendo irregularidades. Tras la clausura el martes de una presunta consigna ilegal en el mismo polígono industrial y el registro y posterior precintado el miércoles  de otro local en Príncipe Alfonso, ayer le tocó el turno a dos naves de la Almadraba, a escasos cien metros una de otra. En los dos casos intervino la Unidad de Intervención Rápida (UIR) de la Policía Local, que fue quien puso en marcha la operación al sospechar del almacenamiento masivo de bultos en el interior de los establecimientos.
Al contrario de lo ocurrido en la jornada anterior, ayer no hubo clausura pero sí, de nuevo, una investigación exhaustiva en el interior. En una reproducción exacta del despliegue del jueves en la zona de las antiguas caracolas, los efectivos de la UIR informaron a los  propietarios de los locales de que éstos iban a ser sometidos a registro. Eran las 13:00 y, una hora después, aparecían los mismos protagonistas de la jornada anterior: agentes de la Guardia Civil y funcionarios de la Agencia Tributaria y de la Inspección de Trabajo, todos con la misión de verificar, entre otras cuestiones, la existencia de documentación legal que acreditase el origen, el pago y la propiedad de las decenas y decenas de bultos apilados en las naves con cientos de productos textiles en su interior. Esas indagaciones también permitirán concluir si  la mercancía pertenece a los dueños de los locales, dedicados a la compraventa con destino final en Marruecos, o si por el contrario custodian de forma temporal los productos de terceros de forma irregular, una práctica que los empresarios del Tarajal denuncian desde hace meses y a la que atribuyen, entre otras coas, buena parte de las aglomeraciones registradas en el último tramo del pasado año 2013 e inicios del presente.
En el interior de los locales, los funcionarios reclamaron toda la documentación acreditativa del proceso de compra –facturas, justificantes aduaneros, abono del IPSI...– pero también, como el día anterior, verificaron la identidad de los empleados y de las personas que se encontraban en el lugar por si pudiera estar generándose cualquier vulneración de la normativa en materia laboral. Antes, los efectivos del Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento habían recabado datos de los sistemas de seguridad, según confirmaron fuentes de la Policía Local.  La Guardia Civil también hizo uso de nuevo de uno de los perros  de la Unidad Cinológica para inspeccionar la mercancía acumulada en el interior de ambas naves y, más tarde, los agentes de la UIR retiraron uno de los bultos para su inspección posterior en las dependencias de la Policía Local.
A las 15.30, los funcionarios de la Agencia Tributaria, tras recabar toda la información sobre la actividad de los locales e indagar en la documentación presentada, comunicaban a los propietarios que no habría cierre, aunque según confirmaron posteriormente éstos sí tendrán que aportar documentación complementaria en el caso de que la investigación no sé dé aún por cerrada. “Tenemos todo en regla, así que por ahí no habrá problemas”, aseguraba ayer el propietario de la segunda nave inspeccionada.
Con la de ayer, son tres las actuaciones consecutivas emprendidas en otros tantos días por los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado para erradicar la actividad ilícita de las llamadas consignas ilegales, naves que almacenan mercancía de terceras personas, sin contar con permisos ni estar datos de alta para esa actividad, hasta que llega el momento de introducirlas en Marruecos. La erradicación de esa práctica ha sido una de las principales exigencias del sector empresarial del Tarajal en las continuas reuniones mantenidas con las autoridades locales durante las últimas semanas, ya que consideran que la excesiva y continua acumulación de mercancía en el entorno del paso fronterizo, mucho más de lo que puede soportar el tránsito habitual, está en buena medida detrás de los colapsos que han paralizado la zona con demasiada frecuencia en los últimos meses. Las tres intervenciones han tocado el polígono industrial, el Príncipe y la Almadraba. Según fuentes policiales, continuarán en las próximas semanas.

El propietario del Príncipe suelda la puerta y niega que rompiera el precinto policial

El registro practicado el miércoles en el local ubicado en los bajos de una vivienda de Príncipe Alfonso concluyó con la orden de precintarlo al no quedar suficientemente acreditado, según los inspectores, el origen ni la propiedad de la mercancía acumulada en su interior, además de existir dudas, entre otros aspectos, de la propia legalidad de la construcción. Horas después de que los agentes de la Policía Local colocasen el preceptivo cartel con la advertencia de que la puerta no podía ser traspasada hasta el próximo lunes, el precinto apareció roto, dando parte los agentes de la UIR de la infracción para que se diera curso a la denuncia.
El propietario del inmueble aportó ayer su versión de lo ocurrido. En declaraciones a El Faro, aseguró que fue “obra de unos desconocidos” que finalmente “no se llevaron nada”, y que él se encontraba en ese momento en Marruecos, donde trataba de reunirse con los propietarios de la mercancía que aún permanece en su local para que le facilitasen la documentación de los bultos reclamada por la Agencia Tributaria. La puerta fue soldada anoche, y las cerraduras ocultas bajo placas de chapa, como medida disuasoria.

“Genial que busquen, pero no precisamente aquí”

Rachid, el propietario de una de las dos naves inspeccionadas ayer, aguardaba con tranquilidad en la calle, frente a la puerta de entrada, la segunda visita de la mañana de la Agencia Tributaria. En la primera, por espacio de una media hora, le solicitaron la documentación que pudiera acreditar que la mercancía que poblaba su local era efectivamente de su propiedad. “Han pedido papeles de todo, pero no han problema porque todo está en regla. Aquí hay facturas de mercancía que viene de Holanda, de Alemania, de China... Todo legal”, insistía mientras aguardaba el regreso de los funcionarios, que en esos momentos repetían el trámite en la otra nave.
“Él puede estar tranquilo. Es un hombre muy trabajador, legal, que lleva aquí al menos 20 años. Es un negocio familiar que ha pasado de padres a hijos”, certificaba un joven apostado en el acceso de la cafetería contigua. “Yo estoy de acuerdo con que hagan esto. Me parece genial, porque esto se ha convertido en un lío gigantesco y todos salimos perdiendo con los follones en la frontera. Hay más mercancía de la que puede pasar a Marruecos y al final hay esas aglomeraciones que hemos visto en las últimas semanas. Pero el problema es que nos meten a todos en el mismo saco, a los legales que pagamos impuestos y nos ganamos la vida con toda normalidad, y a los ilegales que sí son los que están metiendo mercancía en lugares que no deben”, argumentaba el propietario de la nave con claridad. “Genial que busquen, pero no es precisamente aquí donde deben hacerlo sino donde vean que se están haciendo cosas raras”, subrayaba en la misma línea.
A primera hora de la tarde, en torno a las 17:30, la actividad en la Almadraba certificaba que la visita de los agentes y de los funcionarios no había mermado el trasiego comercial a las puertas del local. “Hemos estado liados casi cinco horas, pero bueno, todo en orden. Si hace falta más documentación se aporta sin problemas. Cuando las cosas se hacen bien no hay que tener miedo de nada”, celebraba Rachid. Junto a él, varios jóvenes descargaban nuevos bultos con productos textiles hacia el interior del inmueble inspeccionado solo unas horas antes. “Todo esto, a mi pobre entender, es muy fácil: que quiten de aquí a quien no trabaje en condiciones, a los que puedan provocar todo este follón. Pero los demás, que estamos pagando impuestos para que la ciudad tenga más riqueza, tenemos que trabajar en paz”, advertía Rachid.
Su relato apunta también hacia las consecuencias del caos fronterizo en la llegada de visitantes de Marruecos. “La gente se llama por teléfono y dice a sus amigos que no vengan cuando hay atascos y problemas. Deberían tomar medidas, pero pasan los meses y todo sigue igual”, asegura.

El cartel del precinto original, colocado sobre las soldaduras.
Guardias civiles y funcionarios acceden a la segunda nave inspeccionada ayer en la Almadraba.

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