Con temor e incertidumbre. Así viven los vecinos de las viviendas cercanas al edificio de colores, en Ceuta, las horas que han seguido al grave incendio en el que se llegó a alcanzar los mil grados por el fuego en el almacén del establecimiento ubicado justo debajo. Dormir se les hace difícil, sobre todo porque la unidad del SEIS que había permanecido en el lugar ya no está, quedando la Policía y la vigilancia privada.
Cinco días han pasado y además de la fachada del local totalmente ennegrecida por el incendio, también persiste el olor a humo. A lo que se suma el pánico de quienes también son víctimas de este suceso por vivir tan cerca del edificio y que piden que les presten atención.
“Tenemos miedo porque la Ciudad ha retirado el coche de Bomberos que teníamos allí durante 24 horas”. Esto es lo que ha señalado uno de los afectados.
Y es que la alerta se mantiene, sobre todo al recordar que tan solo el martes los efectivos del SEIS tuvieron que acudir en dos oportunidades y que durante la madrugada de este miércoles también habrían vuelto debido a la presencia de humo desde el interior del local. En principio alertados por los mismos vecinos y luego por la Policía.
“Tenemos la incertidumbre porque todo el almacén sigue lleno de material inflamable y todos los edificios están todos llenos”. Este vecino pone como ejemplo la presencia de botellas de butano que son un peligro.
Pide que haya un poco de “sentido común” insistiendo en que hasta que no se vacíe entero el establecimiento, el riesgo seguirá existiendo por la temperatura que se mantiene entre el amasijo que ha quedado. Recalca que “es una negligencia por parte de la Ciudad el haber retirado del coche de Bomberos”.
Pero no solo habla en nombre de los vecinos de la zona, sino también de los viandantes que han vuelto a circular por el lugar. Se trata del vecindario colindante que está indirectamente afectado y de cualquier ciudadano que pase por ahí porque “podría ser golpeado por alguna ventana que se desprenda”.
Este vecino explica que el metal ya ha perdido su resistencia debido a la temperatura a la que se llegó y que el daño que ha hecho el fuego al sistema eléctrico es otro factor de riesgo. “Ahora mismo ahí todo es combustible”, dice al hablar no solo del establecimiento sino de los pisos encima y de lo que está cerca.
“Desde el Parque de Bomberos hasta el lugar del siniestro hay veces que llegan en diez minutos, pero hay veces que se llega en media hora, pero es que lo que no sucede en cien años pasa en un segundo”. Si bien todas las personas que viven alrededor reconocen que los efectivos del SEIS han hecho “un trabajo extraordinario y eficaz” que agradecen enormemente, también indican que “por una dejadez de la Ciudad de no dejar un coche de Bomberos, el resto de vecinos que vivimos ahí estamos preocupados”.
“Allí hay dos policías locales, hay una seguridad privada, pero lo más importante es que haya un coche de Bomberos”, recalcan.
"Todo el mundo tiene las ventanas cerradas de día y de noche"
Sobre cómo ha cambiado la rutina de todos explican que “no somos los directamente afectados, pero los vecinos estamos preocupados”.
Uno de los perjudicados señala que no puede ventilar su vivienda a pesar del calor que está haciendo, pues el olor a humo sigue siendo siendo muy fuerte. “Es imposible abrirla porque es un pestazo que no se puede evitar” y así cómo él “todo el mundo tiene las ventanas cerradas de día y de noche”.
Mientras tanto incertidumbre gana terreno entre ellos “porque no sabemos lo que va a ocurrir, no sabemos porque todos los días acude tres o cuatro veces Bomberos, pero nadie te explica nada”. El resto de convecinos necesita atención porque si bien Fomento ha asegurado que no existe la posibilidad de colapso, están siempre en alerta porque “el fuego sigue”.
“Lo único que queremos es que se quede Bomberos”. Esta es la exigencia que hacen por simple precaución hasta que se considere que no haya riesgos.