56 personas han muerto por culpa del covid en Ceuta. Sigue habiendo contagios, menos, pero los hay. Bajar la guardia en este momento sería desastroso porque provocaría una tercera oleada mucho más dura que lo ha sido la segunda. No nos lo podemos permitir. Por eso se antoja egoísta e incluso ridículo que haya quienes estén planteándose cómo celebrar la Navidad, recordando fechas previas. No, esta Navidad no va a ser ni mucho menos como la de años atrás. No debe ser, al menos. Primero por respeto a las familias que han sufrido el azote de esta pandemia, segundo porque poner en riesgo un nivel que estamos alcanzando por una celebración es provocar el aumento de víctimas mortales y, como siempre, serán las generaciones mayores las que lo sufrirán en sus propias carnes. Esta Navidad debe ir preparándose de manera diferente, como una celebración en familia, con los de casa, sin reuniones mayores, sin las visitas de antes, sin las cenas de empresa o comidas alternativas. Pensar ahora en eso es ser irresponsables y no hacer las cosas como se deben. Ceuta está sufriendo lo que nunca se había previsto. No paramos de enterrar a fallecidos, no paramos de recibir noticias trágicas. Si damos pasos en falso cometeremos el mayor de los errores, aumentaremos la brecha del drama, incurriremos en el peor de los escenarios que no podemos permitirnos. No hay espacio para nada más que salvar vidas.