El biólogo marino y director del Museo del Mar, Óscar Ocaña, está participando en la campaña científica en la Isla de Sal, en Cabo Verde, cercana a la costa de África Occidental. Esta nueva campaña en la que participa el científico ceutí, tiene la particularidad de centrarse en gran medida en buceos profundos de hasta 60 metros y en la exploración de hábitats someros particulares como la bahía de Murdeira o las cuevas someras de Buracona en el norte de la isla. Estas investigaciones y otras que vendrán en el futuro deben también enmarcarse en un “largo y extenso proyecto de conocimiento científico descriptivo de la diversidad marina y terrestre de Cabo Verde”, explica Ocaña. El proyecto está liderado por centros de investigación canarios en colaboración con entidades de enseñanza e investigación y en el mismo el Museo del Mar de Ceuta aporta su experiencia en el ámbito de los corales y en la descripciones ecológicas de ambientes sumergidos. Además, hay un gran compromiso con la obra divulgativa como ya se puso de manifiesto en un reciente y extenso artículo divulgativo publicado en la revista Makaronesia’ en 2017 sobre la isla de Sal.
Dicho artículo está liderado por el profesor Bacallado y, en general, cuenta con la gran mayoría de los investigadores que están participando en este tipo de estudios científicos con el objetivo de conocimiento, divulgación y conservación de la biodiversidad caboverdiana y sus hábitats. El nombre de la isla proviene de las explotaciones de sal que emprendió el gobernador colonial de Cabo Verde, Manuel Antonio Martins, en la caldera volcánica de Pedra Lume dónde se forma una laguna de origen hidromagmático, es decir lava mezclada con agua dulce o salada, que va produciendo explosiones naturales que provoca la formación de este tipo de calderas. Es, por tanto, una isla antigua en el contexto del archipiélago caboverdiano que consta de diez islas y ocho islotes que conforman aproximadamente una longitud costera de 1.000 kilómetros. La isla destaca por las grandes extensiones de litoral arenoso debido a los fenómenos erosivos. Al encontrarse en una encrucijada de corrientes marinas tanto del norte (corriente fría de Canarias) como del sur (guineanas) y ecuatoriales provenientes del trópico americano, se trata de un ‘punto caliente’ de diversidad marina debido a la riqueza de especies y al nivel de endemismo que se produce. Tanto es así que, en el transcurso de las investigaciones llevadas a cabo por Ocaña se han descrito dos nuevos géneros de corales pétreos y cuatro nuevas especies endémicas, hasta el momento, del archipiélago. Unos descubrimientos que, junto a las novedades de esta campaña, se recopilarán en publicaciones de los hallazgos de corales blandos y pétreos.