Una de las tradiciones más extendidas de la Navidad son los “villancicos”, las típicas canciones que se interpretan en esta época del año. Sin embargo, en sus comienzos los villancicos nada tenían que ver con la Navidad. (Eran las canciones que entonaban los “Villanos”) De todas formas:
¿Qué son los Villancicos?
Los Villancicos son canciones que cuentan la historia del nacimiento del Niño Jesús, por ello, los protagonistas casi siempre son la Virgen María, José, los Reyes Magos y los pastores. Transmiten mensajes de amor, paz y alegría, sentimientos propios de la época navideña.
Al inicio casi no se usaban instrumentos para cantarlos, la voz era suficiente, pero con el pasar de los años se agregaron diferentes sonidos a las canciones con el grupo.
Llega el invierno, el mes de diciembre y con él, las calles engalanadas, las luces de colores, los dulces típicos y los regalos. Pero falta una cosa para que la magia de la Navidad nos invada por completo.
El villancico, como indica su propio nombre es la canción, la que servía para registrar la vida cotidiana de los pueblos. Según algunos historiadores , este canto surgió por el siglo XIII, siendo difundido en España en los siglos XV y XVI, y en Latinoamérica desde el siglo XVII. En sus inicios fue una forma poética española y lo usaban como registro de los principales hechos de una comarca.
A lo largo de la historia, ha sufrido muchas transformaciones, hasta que en el siglo XIX su nombre quedó exclusivamente para denominar a los cantos que aluden a la “NAVIDAD”. El villancico no solo se consolidó como género, sino que se convirtió en el arquetipo de la canción de Navidad. Su temática se concentra en el Niño Jesús, la Virgen María, San José, los Reyes Magos, los pastores y la Estrella de Belén.
Esa melodía que inunda las calles, los hogares, las escuelas y los centros comerciales, llenando de alegría a mayores y pequeños: Sí. Esas tonadas con estribillos muy pegadizos y que a los niños les encantan. En efecto, se trata de los “Villancicos”, esas concioncillas que todos cantamos acompañados de una pandereta y una zambomba. Vamos a desarrollar cuál es el origen de esta entrañable tradición.
Orígenes humildes
La procedencia de las palabras “Villancico” tiene un origen popular, ya que deriva de la palabra “villa” y a su vez del latín “villanus”. Sin embargo, y en un principio, el origen de los “villancicos” no estuvo ligado a la Navidad como tal, sino que estas canciones populares trataban todo tipo de temas cuando comenzaron a popularizarse en España y Portugal durante la Edad Media y el Renacimiento. De hecho, ya el nombre en sí mismo sugiere de qué trataban las canciones que entonaban los “villanos”, es decir, las personas de clase humilde que vivían en las villas medievales. Se trataba de composiciones vocales inspiradas en textos de temática rural y que no siempre iban acompañadas de instrumentos.
Estos poemas tuvieron un gran éxito y fueron musicalizados por grandes compositores del momento, como el músico y poeta Juan del encina, el compositor renacentista Mateo Flecha o el compositor y organista Gaspar Fernándes, entre otros. Los “villancicos” constituían uno de los tres principales géneros de la lírica española popular, junto con las cantigas (Una cantiga o cántiga, por lo tanto, era una poesía que se cantaba en la edad media . Los autores de las cantigas solían ser los trovadores, que se encargaban de escribir la letra y componer música) y las jarchas mozárabes (una “jarcha” – del árabe “jarya”, es decir, son breves composiciones líricas escritas normalmente por poetas andalusíes o judíos durante el periodo del Al-Andalus.
"Al inicio casi no se usaban instrumentos para cantarlos, la voz era suficiente"
Normalmente, las jarchas cierran los moaxajas, otra clase de poemas cultos más extensos (711 -1.492)). Al final, una parte muy representativa de los villancicos renacentistas pasó a ser recogida en manuscritos y volúmenes antológicos conocidos como “Cancioneros”, entre los que destacan el “Cancionero General, el de Palacio, el de Linares, el de Medinaceli. El de la Colombina o el de Upsala. Es decir:
Los villancicos eran composiciones vocales inspiradas en textos de temática rural y que no siempre iban acompañadas de instrumentos”
Continuamos con lo publicado por el historiador J. M. Sadurní, en la que tal como explica la filóloga Silvia Iriso, EL gran libro de los villancicos, la variedad y asimilación temática favoreció la popularidad de estas canciones, pues practicamente cualquier cosa podía ocupar un estribillo”: la noticia de la toma de Granada, la nostalgia de la patria…”, aunque el tópico amoroso siguió siendo el más prolífico durante todo el siglo XVI. Iriso cuenta en su libro que la Iglesia vio en el villancico una fórmula perfecta para difundir y propagar su mensaje. Además de componer algunos villancicos inspirados en la figura de Jesucristo o de la Virgen, se extendió también el recurso de sustituir la letra profana por una sagrada con la indicación de “cántese al son de “ o “tono de”, seguido del título de algún famoso villancico de la época. El éxito de esta nueva modalidad llevó a la jerarquía eclesiástica a oficializarla y a permitir que los villancicos de temática religiosa se fueran interpretando poco a poco en las Iglesias como parte de la liturgia.
Los villancicos y la Navidad
Los villancicos fueron formando parte cada vez más de las festividades religiosas, siendo la Navidad la celebración en la que esas composiciones se hicieron más populares. A lo largo de los siglos XVII y XVIII, los villancicos alcanzaron una gran sofisticación musical. En ellos se llegaron a incluir coros, solistas e incluso representación, llegaron a convertirse en pequeñas piezas teatrales. Con el tiempo, los religiosos más puristas comenzaron a repudiar la teatralidad y el carácter de los “villancicos” porque, como decía el sacerdote y teórico Pietro Cerone, es escénicas, con lo que algunos “distraían a los oyentes de la devoción”. A finales del siglo XVIII, los antiguos villancicos fueron poco a poco fundiéndose con otros géneros, como la tonadilla, y mucho más tarde con la zarzuela.
“A lo largo de los siglos XVII y XVIII, los villancicos alcanzaron una gran sofisticación. En ellos se llegaron a incluir coros, solistas e incluso representaciones escénicas, con lo que algunos llegaron a convertirse en pequeñas piezas teatrales”
Además de los villancicos más tradicionales, por todos conocidos, hay villancicos regionales que son más populares en su lugar de origen. Por ejemplo, en Galicia cantan “Bo nadal” y “Alá Polá Noite” entre otros, y en Euskadi “GabonaK Gabón” y Autxo Porito”. En Cataluña se entona la “Santa Nit” y el “Rabadá”; en Andalucía cantan algunos tan divertidos como “Corre, corre al portalico” y ¡Alepún!. De Madrid es originaria la famosa “Marimorena”, y en Valencia se canta un villancico muy conocido por mayores y pequeños llamado “Los Pastorets”. También podemos destacar algunos tan entrañables como en “A Belén tocan a fuego”, popular en Castilla y León, o “Los pastores de Extremadura”, el villancico extremeño por excelencia. Tampoco podemos olvidar el famoso “Ay del chiquirritín”, cuyo origen es navarro, ni los tan conocidos “Ya vienen los Reyes”, de Aragón o “Hacia Belén va una burra”, típico de Castilla la Mancha. Y en este breve repaso del cancionero popular navideño no puede faltar el popular “Dime Niño”, de Murcia, y el entrañable “Una sobre el mismo mar,” de origen canario.
El éxito de estas composiciones en el pueblo llano llevó a la Iglesia -probablemente de un modo casi natural- a adoptarlas con temas relacionados con la religión. Al fin de cuentas, era un formato que se transmitía de unos a otros con relativa facilidad, lo que suponía un altavoz perfecto para promulgar la palabra de Dios. Por lo tanto, no era de extrañar que se terminara cantando con temática cristiana.
Poco a poco estas canciones populares en las que se cantaban los hechos de la “Natividad de Jesucristo” se fueron convirtiendo en estacionales. Es decir, solo se entonaban en época navideña, lo que llevaría a identificarlas con estas fechas.
No en vano, una de las costumbres de nuestro país -que poco a poco se va perdiendo – es que los niños recorrieran las casas de su vecindario “llamando a las puertas y pidiendo un aguinaldo” a cambio de interpretar algún villancico. Era de un modo de conseguir algún dinero o dulces mientras alegraban el rato a quienes les escuchaban interpretar “El Tamborilero o La Marimorena. Y sin olvidar los instrumentos tradicionales utilizados de las “zanbomba y panderetas”.
Villancicos por el mundo
Pero no solo en España se cantan canciones para celebrar la “Navidad”. En otras regiones del mundo, a este tipo de composiciones se las conoce con diversos nombres : “Kaliadki” en Ucrania y Rusia, “Koleda” en Bulgaria y Polonia, “Pastorali” en Italia, “Weihnachtslieder” en Alemania, “Christmas Carols” en los paises de habla inglesa, “Agüinado” en Venezuela o “Posadas” en México y Centroamérica.
El villancico más conocido y que todo el mundo ha cantado al menos una vez en su vida es “Stille nacht, heilige nach”, nombre original del famoso “Noche de paz”. Del que daremos una más amplia información.
Quizás lo más curioso sea la transformación que estas canciones han sufrido con el paso de los siglos y la capacidad del ser humano de mantener las tradiciones, de recoger sus letras, sus melodías y conservarlas para las generaciones venideras. Los villancicos son un tipo de canción muy particular, y nos gustan a todo el mundo. Pero no podemos negar que son parte de nuestra historia y, aunque a veces a algunos les puedan resultar repetitivos y simples, forman parte de una antigua tradición. No dejemos que caigan en el olvido……
Los villancicos populares
Vamos a nombrar una serie de villancicos populares, y que yo recuerdo de escuchar, en Tetuán (Protectorado Español en Marruecos), en Ceuta y en muchas ciudades y pueblos de Andalucía:
“Campana sobre Campana”: villancico conocido en todos los países de hable hispana.
“Los peces en el río”: de origen y autor desconocido, aún cuando en algunos párrafos se alcance a percibir cierta influencia árabe.
“Blanca Navidad”: escrito por el compositor Irving Berlín en 1.940, incluido en el Record Guinness, como uno de los temas más vendido en la historia.
“Mi burrito sabanero”: conocido también como “El Burrito de Belén”, fue compuesto por el músico venezolano Hugo Blanco en 1.975.
“Marimorena”, nació en el siglo XVIII, se cree que es de origen español, autor desconocido.
“El niño del tambor”: también conocido como “El tamborilero”, se le atribuye la autoría a la pianista norteamericana Katherine Kennicott, al traducirlo al inglés de un supuesto original checo en 1.941.
Villancico Noche de paz, noche de amor
Como hemos indicado anteriormente, el origen nació en una fría Nochebuena en los Alpes austriacos, recorrió el mundo conquistando generación tras generación, interrumpió batallas, fue manipulado por los nazis y adaptado a diversos estilos: el villancico <> cumple actualmente 205 años.
Para conocer el origen de ese conocido cántico nos tenemos que remontar hasta principios del siglo XIX. En esa época, concretamente entre 1.815 a 1.817, Joseph Mohr ejerció como cura auxiliar en Mariapfarr, en la Iglesia parroquial Unsere Liebe Frau. Durante esos años, Europa se encontraba sufriendo las consecuencias de las Guerras Napoleónicas, así que el joven sacerdote, de tan solo 24 años, decidió buscar algo con lo que subir los ánimos en el pueblo. En ese contexto, Mohr empezó a escribir los versos del que sería uno de los “villancicos” más famoso de todos los tiempos. En esa letra, el cura hablaba de una noche sagrada, una noche de paz: el nacimiento de Jesús. Posteriormente, un profesor de la localidad vecina de Arnsdorf, Franz Xaver Gruber, le puso la melodía y el resto es historia.
“Noche de Paz” fue traducida a 330 idiomas; la canción de Navidad austriaca fue creada por casualidad porque se había estropeado el órgano de la Iglesia. En 1.818, dos días antes de Navidad, el viejo órgano de la Iglesia de San Nicolás, la parroquia del padre Joseph Mohr, pasó a mejor vida. Para no decepcionar a sus feligreses, el sacerdote pidió a su amigo Franz Xaver Gruber, maestro y organista del vecino pueblo de Arnsdorf, que compusiera una melodía para un texto de Navidad.
En la misa del gallo de ese 24 de diciembre, Joseph Mohr, cura con voz de tenor y que tocaba la guitarra, y Gruber, que poseía una bella voz de bajo, interpretaron por vez primera en alemán “NOCHE DE PAZ”. El hecho era totalmente inhabitual en la época, cuando los textos religiosos se redactaban todavía en latín. Pero Mohr consideraba que una letra simple y comprensiva era lo más adecuado para sus feligreses.
En 1.831, un coro que se dedicaba a cantar aires populares tiroleses incorporó el “Villancico” del padre Mohr a su repertorio durante una gira por Prusia. De allí, la canción viajó a Nueva York, donde fue interpretada por un coro tirolés en 1.839 pero donde sus autores y su origen permanecieron desconocidos.
Treinta y seis años más tarde, la corte real de Prusia, que buscaba el original de la partitura, consultó al párroco de San Pedro de Salzburgo, quien, para sorpresa general, respondió que Mohr y Gruber, muertos en el anonimato respectivamente en 1.848 y 1.863, eran los autores del “villancico” que se había atribuído al compositor austriaco Michael Haydn.
Doscientos cinco años después, cientos de millones de personan cantan esta canción en más de 300 idiomas y dialectos en todo el mundo: “Noche de Paz”.