Decía W. Churchill: “Soy optimista. No parece de mucha utilidad ser cualquier otra cosa”. Consciente de eso, y del largo y arduo camino que queda para que vuelvan tiempos más propicios, el presidente de la ciudad nos anima a transmitir el optimismo, la ilusión y la esperanza.
Pero realizar esa petición en el mismo discurso en el que anuncia un nuevo retraso en el aparcamiento de Loma Colmenar, es de una valentía encomiable. Debería haberle añadido a la petición la palabra valor, porque hay que ser muy valiente para pedir esperanzas cuando te vuelven a sacudir un palo más.
Alguien lo está haciendo rematadamente mal, y a las dificultades del complejo problema de la aduana, se le están añadiendo continuos tropiezos y desventuras a la hora de poner parches en una herida que necesita de algo más que fluidez.
Ya no basta con el montón de reuniones, acuerdos , planes y propósitos que ya lleva el tema, y quizá sea el momento de repasar y depurar responsabilidades, no sólo políticas, sobre un asunto que se ha constituido como el nuevo ogro de la ciudad.
Se hace camino al andar, decía el poeta. Depurar responsabilidades nunca es suficiente, sobre todo si se utiliza eufemísticamente para cesar o hacer dimitir a alguien. Sólo los sádicos gozan con el sufrimiento.
La frontera, el paro, la pobreza, la desigualdad social, el fracaso escolar, las dotaciones tanto materiales como humanas en sanidad, la inseguridad ciudadana, la sensación de despilfarro, de amiguismo, de clientelismo, son algunos de los grandes problemas que el Gobierno debe afrontar
Ha llegado el momento de iniciar un nuevo y decisorio camino para verdaderamente tener la esperanza de un futuro mejor en Ceuta, y eso no se hace únicamente solucionando problemas existentes, sino evitando que estos surjan.
La frontera, el paro, la pobreza, la desigualdad social, el fracaso escolar, las dotaciones tanto materiales como humanas en sanidad, la inseguridad ciudadana, la sensación de despilfarro, de amiguismo, de clientelismo, son algunos de los grandes problemas que el Gobierno debe afrontar de tal forma que no generen más pesimismo ni desesperación ni, en algunos momentos, crispación.
De esto vive la oposición ceutí, de los errores del gobierno, de la carroña, y no de aportar soluciones reales.
No hay que perder de vista que los gobiernos presididos por Juan Vivas han dado a Ceuta el periodo más estable de democracia, justo en los momentos en que el entramado social cambiaba.
Juan Vivas ha presidido en épocas de bonanza económica y de restricciones, de mayorías aplastantes y por los pelos, y en ningún momento ha dado la sensación de estar agobiado o desesperanzado. Quizá, algunas veces de estar maniatado o comprometido con vaya usted a saber qué obligaciones o compromisos.
Gobernar desgasta y no poco. Se cometen errores y nunca se hace a gusto de todos. Esto hace que se vaya erosionando la sensación de mejora, de optimismo. Pero piénselo bien, observe la composición de la Asamblea, y ahora hágase la siguiente pregunta: ¿En manos de qué líder político dejaría el futuro de Ceuta ?
Prefiero ser optimista y pensar que todo mejorará, porque la oposición no parece estar preparada para gobernar esta ciudad, salvo que queramos arriesgarnos a una vuelta atrás, a los tiempos del caos, el despotismo, el regreso al aldeanismo, al ostracismo ante el reconocimiento nacional, a las cacicadas y la chulería parlamentaria.