Después de que la delegada del Gobierno, Salvadora Mateos, y su jefe de Gabinete, Juan Hernández, lamentasen la falta de policías locales para calmar el tráfico ante el caos producido por la Operación Paso del Estrecho en la N-352, las reacciones no han tardado en sucederse. El consejero de Gobernación, Jacob Hachuel, tildaba de "exceso imperdonable" este argumento, y sindicatos así como los propios efectivos del cuerpo municipal no han tardado en mostrar su malestar.
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También ha sucedido en la oposición local. La portavoz del Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía y diputada en la Asamblea de Ceuta, Fatima Hamed, ha criticado que los responsables del Gobierno central en la ciudad echen la culpa de los atascos a los agentes municipales. "Es demasiado infantil e irresponsable para toda una Delegación del Gobierno".
Pero también ha tenido palabras para los actuales responsables de la Ciudad Autóma, el gobierno de Vivas: "Aprovecharlo para correr una cortina de humo con la que olvidar lo pésimamente mal que lo hizo el anterior delegado es peor aún". "Mejor nos iría si cada uno analizase su parte de responsabilidad en la gestión política, que para eso están", ha apuntado Hamed, que ha incidido en que "ni nuestra policía ni ningún trabajador de la Ciudad deben ser usados como armas arrojadizas porque, sencillamente, siguen las instrucciones que se les dan".
Ciudadanos
A juicio de la organización naranja, Ciudad y Delegación "disputan sin ninguna vergüenza sobre quién lo hace peor, dando un espectáculo público bochornoso".
"El cruce de acusaciones entre ambas instituciones es lo más parecido a una discusión de patio de vecinos", ha zanjado el partido de Albert Rivera, que apunta también al asalto masivo a la valla fronteriza y a este último gran atasco como los orígenes de las disensiones que han desatado las hostilidades entre ambas administraciones.