Este pasado sábado se celebró la sesión constitutiva de la Asamblea de Ceuta, que además de reunir para su toma de posesión a los miembros que la integran tras los resultados electorales, eligió al Presidente de la Ciudad y a las Vicepresidentas de la Mesa.
Llegábamos a este punto con múltiples especulaciones sobre si Vivas habría alcanzado algún pacto con otra u otras fuerzas políticas, para garantizar no sólo si su elección como Presidente, sino la gobernabilidad de la ciudad. El PSOE, a través de su secretario general, Manuel Hernández, desmentía cualquier información sobre ningún pacto con el PP y Vivas, en su línea, confirmaba que con Vox no habría ni conversaciones ni acuerdos, más allá del diálogo que comprometía con todas las fuerzas políticas, que más parecía un gesto de cortesía parlamentaria que otra cosa de mayor calado. Y esta posición de Vivas, era confirmada por la dirección nacional del PP a pesar de los “bulos” soltados por los que sólo saben escribir así. Definitivamente Vox era despedido del juego en el reparto del poder en Ceuta, consecuencia lógica aplicada a un grupo de personas que despreciaban a Vivas y le ponían de vuelta y media, eso ya sin entrar a fondo en cuanto a sus propuestas programáticas, muchas de ellas sacadas del saco nacional y por tanto inadaptadas temerariamente a la realidad socioeconómica de Ceuta.
La respuesta de Vox se notó el sábado en el salón de sesiones: presentaron a su propio candidato para no darle a Vivas ni siquiera un voto en blanco. O sea, de momento sólo cortesía y eso porque en esa sesión constitutiva no tocaba debatir.
La señora Hamed, a pesar de la torta no se descompuso y mantuvo su discurso de pueblo hasta en la fórmula de juramento, negando legitimidad a nuestro Estatuto de Autonomía, al que citó como Ley 1/95, sin decir siquiera Ley Orgánica, sólo ley, culminando la fórmula con la denominación aplicada a su cargo: concejala, en lugar de diputada, como dice el Reglamento de la Asamblea, al que claro está, tampoco reconoce. Será por aquello de “genio y figura hasta…”
Mohamed Alí, cariacontecido, pasó un mal trago que solventó con un cierto desdén en el acto de su toma de posesión, como si desease que aquello terminase rápido. Lo suyo es que no fue torta, fue sonoro bofetón.
Y Manuel Hernández, serio, como siempre, pero exquisitamente educado y cortés, no disimuló su alegría al obtener el primer triunfo de ese pacto que no ha hecho con el PP: su número dos de la lista fue elegida Vicepresidenta I de la Mesa, a pesar de contar a priori con menos votos que el PP. Su candidata obtuvo nueve votos y la del PP ocho, teniendo el PP nueve escaños y el PSOE siete. Alguno del PP se debió confundir el pobre. De hecho, Vivas, que fue el último en votar, miró lo que ponía en su papeleta antes de introducirla en la urna, supongo que para constatar que el que se iba a confundir no era él. Aunque al fin y a la postre da igual que una diputada del PSOE sea Viceprimera y una del PP Vicesegunda, porque la Mesa alcanza sus acuerdos por mayoría y esa sigue siendo del PP, pero alguien ha querido dejar constancia o más bien, que quedase constancia de que algo sí se ha pactado entre PP y PSOE, lo cual tampoco sería una novedad cuando la necesidad aprieta. Porque la ya dilatada andadura de Vivas al frente de la ciudad, comenzó con una moción de censura que contó con el voto favorable del diputado del PSOE, de una diputada del GIL, de tres diputados de PDSC de Mizziam y los ocho del PP. Sólo el PSOE se quedó fuera del gobierno, pero pacto hubo y, además, a nivel de direcciones nacionales de ambos partidos. Y ya previamente, Fortes se hizo con la Presidencia de Ceuta en su segundo mandato con un pacto de gobierno con el PSOE, que destrozó una socialista que, al parecer se sentía más de izquierdas con el GIL que con el PP.
En fin, que lo bueno es que la estabilidad de la ciudad está garantizada y el gesto de Manuel Hernández de no presentar su candidatura a la Presidencia de la Ciudad en la sesión del sábado, fue un gesto generoso y responsable, porque podría haber saltado alguna sorpresa inesperada.
La sesión dio para poco más y lo más notable es que ese pacto que no existe es lo mejor que le ha podido pasar a Ceuta en los momentos que nos toca vivir. Partidos serios para momentos serios y, ahora, que es ya, lo que toca es que tanta energía política que atesoran entre ambos partidos que no han pactado nada, se note y Ceuta reciba un fuerte impulso que de tranquilidad a las futuras generaciones de ceutíes.