Bomberos ha tenido que realizar ya varios servicios en hogares de Ceuta por motivos humanitarios. Servicios como atender caídas en domicilios o, la última, mover a una persona encamada. Lo hacen porque se les llama de forma angustiosa y por no dejar a los ciudadanos en unas pésimas condiciones en sus casas después de haber sufrido percances domésticos.
La Ciudad sabe de la existencia de un vacío ante este tipo de casos, pero más allá de prometer actuaciones o de anunciar la licitación de un servicio, nada más ha hecho para que exista un protocolo que lleve a conocer a quién hay que llamar. Y cuando digo ‘nada más ha hecho’ es porque llevamos años con este vacío a pesar de que ahora en sesión plenaria se diga o se visualice una preocupación por este asunto.
Los bomberos se están arriesgando, y mucho, realizando este tipo de atenciones. Lo hacen por humanidad, pero ¿qué sucede si al mover a esa persona terminan lesionándole?, ¿qué sucede si prentendiendo un bien provocan un mal? Ya la última fue cuando se les avisó, esta misma semana, para ayudar a mover a una persona que llevaba tiempo en la misma posición.
La acción de los bomberos es loable, pero más allá debe prevalecer la necesaria protección que se tiene que dar a las personas quienes, estando solas, sufren situaciones de emergencia. Y desgraciadamente la soledad es algo que está cada vez más presente en nuestra sociedad.
Hace meses la Ciudad anunció que elaboraría un pliego de prescripciones técnicas para licitar un contrato que pudiera ofrecer esa cobertura; lo hizo ante el vacío existente y la falta de una asociación o entidad que llevara a cabo estas funciones.
Ahora, en el pleno, la Ciudad dice que hará un estudio sobre la soledad no deseada para conocer qué intervenciones específicas se pueden llevar a cabo. ¿Saben cuando se juega a poner palos en las ruedas? Pues esto es lo mismo. La administración juega a complicarse su propio camino de búsqueda de soluciones mientras el ciudadano solo, sin ayuda, en situación vulnerable sufre accidentes en su hogar y no tiene a quién llamar más que a los de siempre, a los que están para apagar un incendio y para quitarte las avispas... Hombre, el día que pase algo... veremos.