En toda esta polémica generada en torno al baile directo hacia la Jefatura Superior de la Policía Nacional que ya, hasta en dos ocasiones, ha realizado Javier Guerrero citando antes a los periodistas, se nos olvida, como siempre suele ocurrir, lo fundamental: los menores.
El líder de Ceuta Avanza acudió a la Policía para exponer no se sabe bien qué, detallando después ante los medios de comunicación invitados y no invitados a esta extraña comparecencia una serie de puntos con demasiadas incógnitas. No será la única visita que se haga y, por tanto, la última ocasión en la que la entrada a la Jefatura se convertirá en una especie de Sálvame a lo caballa.
Al margen de decir que hay quien le quiere ver en Santa Catalina, asegurar que la gente le quiere mucho como a Lola Flores y desvelar una trama política para apartarle del terreno, no ha explicado lo que debía sobre unos asuntos que a mí, particularmente, me interesan como ciudadana. Y creo que a la Fiscalía le deben interesar pero por algo más que por ese concepto.
Dice Guerrero que en los centros de menores -a los que antes sí entraba y ahora no- “no estaba contento con todo lo que veía”. No detalla qué es ni tampoco por qué no dio parte de inmediato al señor fiscal de lo que, según él, pasaba allí. No lo dijo -y de esto han pasado meses- y ahora tenemos que imaginarlo porque esos “menas”, como todo un exconsejero los llama, no debían estar en condiciones de animarle a seguir yendo a un centro de acogida que tantos quebraderos de cabeza parece que le están dando.
Hay algo que nunca puede ser pasado por alto: lo que se ve se tiene que denunciar, lo que no se comparte se tiene también que denunciar y si se es un aspirante a un cargo público con más razón se tiene que hacer algo más que poner mensajes, lloriquear por los pasillos o montar fabulaciones.
Cualquier cosa que no solo ahora no se diga, sino que simplemente se deslice, no es más que un mero gesto cobarde de abordar algo que, insisto, es lo que nos debe preocupar a todos: los menores.
En esta historia en la que están hablando demasiado los que no deben sobran los espectáculos y falta centrarse en lo único que debe ser tenido en cuenta.