En campaña se permite todo. También dar cabida a los discursos facilones que solo buscan alentar a las masas con mensajes que, quiero entender, los que los promulgan saben que son irrealizables. Quiero pensar que lo saben y que solo buscan dar a las tres teclas mágicas para atraer a una parte de la sociedad hastiada ante determinados problemas y que solo escucha lo que quiere oir. Entre esos oyentes sé que hay muchos que saben que lo que escuchan no se puede lograr, pero están tan quemados con el resto de partidos que han optado por aplaudir al que les alegra los oídos.
Hubo ya hace unos años, más de 20, que a una autoridad política de esta ciudad le dio por calmar el hartazgo social tomándose la ley por su mano. Y así comenzó a ordenar que los menores marroquíes a los que llamaban ‘mofetas’ (término recogido en acta plenaria de la época) y ahora llaman MENA los llevaran en furgones a la frontera para que fueran devueltos a su país. Aquella autoridad terminó sentándose en un banquillo para responder de tales acciones porque hubo quienes, de manera valiente, le denunciaron. No se le condenó porque hubo una parte que no hizo bien su trabajo de Acusación, pero sí quedó reflejado en oportuna sentencia que aquellas prácticas eran contrarias a la ley.
Han pasado muchos años desde entonces y la situación de los menores extranjeros no acompañados no es, ni por asomo, de la gravedad que era en aquel momento en el que no existía siquiera un centro de acogida. Han pasado muchos años y se han aprobado muchas leyes de protección del menor, del extranjero y de sus propios hijos. Hay normas que cumplir, derechos y protocolos que superan a nuestra propia ciudad, al propio país... medidas que deben acatarse porque todavía no nos hemos despertado con un golpe de Estado en el que un dictador venga a decir lo que se debe o no hacer o venga a establecer aislamientos en un mundo globalizado que no entiende ya de estos pasos hacia atrás. Que en pleno 2019 haya quienes quieran volver a épocas delictivas dice mucho de cómo ha avanzado el personal y de cómo quiere manipular una realidad aprovechando el momento.
Nos quedan cuatro día de campaña antes del 26M, quizá podríamos empezar a hablar de las medidas concretas y reales para Ceuta y sus ciudadanos, en vez de seguir explotando el mismo discurso del que muchos no quieren salirse, poniendo sobre el debate electoral medidas que o bien se disfrazan de soluciones a falsos problemas o, peor aún, son simples golpes de efecto. Quizá es que no tengan un programa real y efectivo. Eso es triste y peligroso.