La filosofía como base de la vida

Nos ha sorprendido a muchos el repentino interés de la ultraderecha española y sus seguidores por la Filosofía. El asunto comienza con un bulo lanzado por su líder, Santiago Abascal, diciendo que el Gobierno progresista de España pretendía aprobar una legislación que garantizaba la desaparición de la Filosofía de las aulas. Incluso comparaba a Pedro Sánchez con los sofistas, que según él, “mataron” a Sócrates. Esta información y las reacciones de los tuiteros aparece perfectamente recogida en una noticia del diario Público.

Pero ¿qué hay detrás de toda esta información? Pues simplemente atribuir a Pedro Sánchez algo que ya figuraba en la Ley Wert, pues como ya comenté en artículos anteriores, la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE), del ministro de Educación José Ignacio Wert, se convirtió en su día en una pesadilla para todos y en uno de los mayores ataques a los principios más universales de la educación pública. Valores como la convivencia democrática, el respeto a las diferencias individuales, la solidaridad y la no discriminación, por ejemplo, dejaban paso a otros como la competitividad de la economía, crecimiento económico, ventajas competitivas en el mercado global.

En la actualidad está en marcha la aprobación del Decreto de la Educación Secundaria Obligatoria. La comparativa internacional nos indica que es precisamente en España donde la presencia de la Filosofía, en sus diversas asignaturas, es la más numerosa. Por asignaturas de filosofía hay que referirse a las llamadas –con sus variantes- Ética (o Educación para la Ciudadanía, o Valores, …), Filosofía (o Filosofía y Ciudadanía) e Historia de la Filosofía. Además, hay que señalar que es muy frecuente en todos los países que los objetivos de la educación ético-cívica se persigan también de manera transversal, bien en otras materias que también fomentan la actitud crítica, bien a través de actividades complementarias o extraescolares o de las que fomentan la participación del alumnado y del conjunto de la comunidad educativa. En ESO la filosofía era optativa con la anterior ley. Con la actual Ley es obligatorio para todos los alumnos la asignatura de Valores Éticos y Cívicos.

La asignatura de Valores Cívicos y Éticos tiene tres bloques y uno de ellos está dedicado íntegramente a cuestiones éticas-filosóficas y fomenta el espíritu crítico. Por tanto, con la actual normativa, se atienden las peticiones de distintas organizaciones que reclaman la presencia de estos contenidos de manera obligatoria en la ESO. En el currículo de Bachillerato, que se aprobará próximamente, se incluye Filosofía como asignatura obligatoria en todos los bachilleratos (Ciencias y Tecnología, Humanidades y Ciencias Sociales, Artes en sus dos variantes, y General). En primero se estudiará Filosofía y en segundo Historia de la Filosofía, en todos ellos. Por tanto, con la normativa que se está tramitando, al final del bachillerato los alumnos habrán dado más horas lectivas de filosofía de forma obligatoria que en la actualidad.

El profesor Aguado, autor de un magnífico libro titulado “La Filosofía en la Educación Secundaria”, nos recordaba que las finalidades más importantes de la educación son la universalidad (la educación debe de extenderse a todos los ciudadanos); la humanidad (la educación debe buscar el pleno desarrollo de la personalidad de los ciudadanos); la civilidad (la educación debe fundamentarse y desarrollar los principios democráticos y los derechos y libertades fundamentales); y la autonomía (la educación debe procurar que los ciudadanos puedan aprender por sí mismos). Sin embargo, a pesar de lo anterior, la educación se ha utilizado generalmente como una “práctica de socialización adaptativa de los jóvenes a la sociedad”, según él sostiene.

Por ello, tras analizar críticamente las diversas concepciones de la Filosofía, se decantaba por una visión más actual, “centrada en la antropología y orientada hacia la práctica, hacia la transformación ética y política de las personas y de la sociedad”. Es esto lo que le lleva a reivindicar una educación alternativa, en la que la Filosofía sea el eje vertebrador de la educación. La razón que esgrime para tal propuesta, que yo comparto, es que la Filosofía formula los supuestos antropológicos y políticos básicos, sobre los que se construyen los objetivos y procedimientos educativos, pues como ya nos decía Aristóteles en su Metafísica, “los hombres comienzan y comenzaron siempre a filosofar movidos por la admiración….De suerte que, si filosofaron para huir de la ignorancia, es claro que buscaban el saber en vista del conocimiento y no por alguna utilidad”. Es decir, se puede entender con ellos que la Filosofía surge de una actitud natural, propia de todas las personas, que nos lleva a preguntar por el origen, sentido, destino y función de todas las cosas.

Por tanto, ¿se debe enseñar filosofía? Evidentemente depende del interés que la sociedad tenga en la educación del ciudadano. Si lo que se busca es un hombre reducido a la dimensión del trabajo-consumo, es totalmente innecesaria. Si queremos personas que se pregunten y piensen sobre el sentido del mundo, entonces será útil “intelectual y emocionalmente”. Como decía Kant, “….lo que hay que esperar, pues, de un profesor es que, en primer lugar, forme en sus oyentes al hombre del entendimiento, después al de la razón, y, por último, al sabio”. Si estamos de acuerdo con estas reflexiones, la conclusión no puede ser otra que la Filosofía ha de ser la base de la educación.

En resumen, la filosofía va a seguir siendo la base de nuestra educación, afortunadamente, pues es la mejor forma de que sea también la base de la vida. Y de esta forma, quizás, algunos políticos puedan aprender que frente al sentido general de sofista como “charlatán o malabaristas conceptual”, también hay otro concepto de sofista como el que enseña la sabiduría. Evidentemente, lanzar bulos infundados se inscribe más en el concepto de charlatán que en el de sabio.