Aacabamos de terminar unas y empienza otras. El 26M se nos presenta a la vuelta de la esquina como una jornada decisiva en la que los ceutíes deben salir a la calle para ejercer su derecho a voto. Es una cita crucial con las urnas, más ahora cuando se está poniendo en tela de juicio muchas cosas, cuando se está generando tensiones gratuitas, cuando se está buscando problemas donde antes no los había. Y eso es malo para todos, para la ciudad y para los que aquí vivimos. Por eso precisamente, para dejar claro que queremos vivir en paz, hay que salir a la calle y votar.
El 26M será una jornada decisiva. Las semanas que lo preceden también. Van a escuchar muchos mensajes, demasiadas promesas, les van a regalar los oídos y les van a contar mentiras. Ustedes son listos y lo saben. Saben cuándo les mienten y cuándo no, porque esto es un juego a ojos de muchos. La política se ha convertido en un tablero en el que hay quienes mueven fichas a su antojo.
Uno puede sentirse peón o no, depende. Uno puede protestar por inercia sin haber ejercido el derecho al voto o puede hacerlo después de haber acudido a las urnas, después de haber luchado porque una formación política resultara ganadora o por conseguir que otras ni siquiera consiguieran tener la mínima representación.
El 26M hay que salir a la calle y votar. Votar a quien se quiera, hacerlo con libertad, no por miedos ni por mensajes amenazantes, ni porque machaconamente den cabida a determinados mensajes. No somos tontos, aunque muchos así nos consideran.