Agentes de la
Guardia Civil han llevado a cabo una operación antidroga en la
barriada del Príncipe, en Ceuta, enmarcada en la investigación seguida contra el negocio de los
narcodrones. Desde primera hora de la mañana, componentes del Instituto Armado se han desplegado en la zona del antiguo Poblado Legionario para intervenir activamente en la fase final de una operación que lleva gestándose desde hace meses. Los registros se han efectuado en distintos puntos de la barriada, en domicilios de la zona contando con el blindaje de seguridad de los GRS y la participación de varias unidades: información, guías caninos, judicial... y la presencia de la autoridad judicial.
La operación cuenta con la participación de decenas de agentes, orientados a la detención de implicados en el negocio de los narcodrones, que funciona mediante el traslado de hachís de Marruecos a Ceuta y,
en el caso de cocaína y pastillas, a la inversa. Se han efectuado varias detenciones, también registros exhaustivos, todos ellos vinculados con lo que se ha convertido en un auténtico negocio entre fronteras. Los registros se han llevado a cabo en distintos puntos del antiguo Poblado Legionario. Los agentes han accedido no solo a viviendas sino también a garajes del lugar e incluso azoteas, sometidos a un registro al detalle. Además se ha intervenido también en la Agrupación Este.
Ya en febrero se llevó a cabo en Ceuta la primera de las operaciones en España contra el tráfico de drogas que
se saldó con 4 arrestos. En la misma cooperó Guardia Civil y CNP.
Los narcodrones vinieron para quedarse
A pesar del golpe asestado por aquel entonces y todavía judicializado, el manejo de los elevadores cargados de hachís ha seguido funcionando en Ceuta. Han sido continuos los viajes orquestados en los que se ha participado para la dirección de varios traslados de mercancía en distintas cantidades, dependiendo el tipo de dron usado. El cierre de fronteras llevó a esta situación, a la necesidad de buscar vías alternativas para sacar e introducir la mercancía, ideándose el tráfico de drones para las cargas. Los agentes de la Benemérita han desplegado a sus guías caninos, determinantes en la búsqueda de hachís, clave y prueba inequívoca del tráfico de estupefacientes. Los narcodrones vinieron para quedarse, como alternativa para mantener el negocio del narcotráfico a pequeña escala pero constante. La operación llevada a cabo este miércoles es el punto y final al trabajo que se ha estado haciendo con anterioridad durante meses, en los que se han aprehendido varios narcodrones y distintas cantidades de hachís. Ahora se ha trabajado en relacionar posibles detenciones con estas actuaciones.
El balance de la operación: el trabajo de los investigadores
La intervención de este miércoles no termina solo en la actuación llevada a cabo a base de registros en casas, altillos o azoteas, sino que tiene un trabajo posterior ya que hay que relacionar decomisos llevados a cabo con anterioridad con los posibles implicados. Son varios los narcodrones que han sido interceptados durante todo este tiempo, con o sin cargas. Cuando se publicaban noticias aisladas, la Guardia Civil iba más allá al tratar de averiguar quiénes estaban detrás de la movilización y control de los aparatos. Las rutas siempre han sido las mismas: la zona de Piniers, el entorno de la cárcel, la barriada del Príncipe… Pero además de vincular ese tráfico aéreo de droga, los investigadores de la Benemérita han trabajado en lograr asociaciones de esos actos delictivos con intervenciones llevadas a cabo en el puerto. Los grupos de Policía Judicial no pararon de trabajar a pesar del gran golpe que se llevó a cabo en la que fue la primera gran operación de este calado. Queda por tanto por definir el número total de detenidos, dependiendo de las vinculaciones que consiga verificar la Benemérita. Además hay identificados no detenidos hasta el momento.
Controles en los accesos por si alguien escapaba
La Guardia Civil ha tenido que hacer frente a nuevas formas delincuenciales. El ingenio de quienes viven del tráfico de drogas supera los obstáculos que, por ejemplo en el caso de Ceuta, supuso el cierre de la frontera. Los coches no podían entrar cargados con mercancía sorteando una línea en la que ni se sabía qué entraba ni qué salía. Las cargas de narcóticos no entraban a este lado del paso y los ‘visionarios’ del tráfico de hachís buscaron en los elevadores las formas de conseguir la entrada de pequeñas cantidades.
La connivencia con los enlaces al otro lado del paso fronterizo es evidente, ya que los drones se controlan desde Ceuta pero contando con la implicación y cooperación de quienes prestan el servicio en el lado marroquí.
Hay aparatos más sofisticados que otros y, por tanto, generan mayores beneficios. Cada dron intervenido por el Instituto Armado ha llevado a cabo una investigación posterior por parte de la Policía Judicial a la hora de rastrearlo para conocer su ruta, orígenes y, de ahí, buscar las implicaciones debidas.
Desde hace meses la Guardia Civil esperaba el momento oportuno para entrar en las casas que tenía ‘marcadas’ como domicilios en los que residían presuntos implicados en la trama. Algunos no fueron encontrados en sus casas, pero están plenamente identificados. Durante toda la mañana efectivos de la Benemérita estuvieron blindando los accesos al barrio y controlando la entrada y salida de vehículos precisamente por si estaba escondido en alguno de los coches los posibles implicados no detectados.
La lluvia constante y el viento marcaban el ambiente de una operación que contó con la participación de decenas de agentes debido a los puntos cuantiosos donde había que intervenir y los registros que había que desarrollar: perros para dar con la posible droga, agentes con mazas para acceder a lugares blindados... todo para asestar un golpe más a lo que se baraja son los apéndices que quedaron de la gran intervención del pasado mes de febrero, la pionera en el país.