La situación que se está viviendo en el pabellón de La Libertad se ha convertido en una patata caliente difícil de controlar. Desde el principio las cosas se hicieron mal. Las prisas nunca han sido buenas consejeras y aquí, además, tuvieron de compañía la guerra política existente entre las administraciones a pesar de que de cara a la galería insistan en demostrar lo contrario.
Usaron un pabellón deportivo que ha quedado completamente destrozado para mezclar inmigrantes adultos de las escolleras que han protagonizado un montón de algaradas con un grupo de transfronterizos que es tratado como una peonza además de algunos vulnerables de Ceuta y mujeres. Ese cóctel molotov lo llamaron confinamiento obligado y en cuestión de días hemos tenido las primeras consecuencias: fugas, intentos de motín, peleas, búsqueda de drogas, amenazas y destrozos varios de unas instalaciones deportivas en las que tendrá que invertirse dinero para poder recuperarlas. Y veremos.
La Delegación miró hacia otro lado y jugó a poner chinas en el camino a la Ciudad. Esta respondió de igual manera pero poniendo cara de buena ante los demás y deslizando en mensajes filtrados las maldades de la plaza de los Reyes. Y esto es lo que tenemos, que los líos entre las casas grandes nos salpican a todos.
Tenemos a los vecinos del pabellón cansados de aguantar los ruidos y las broncas que a todas horas tienen los internos; tenemos unas instalaciones destrozadas; y tenemos a decenas de personas que ya han demostrado enfrentamientos entre sí hacinados en un lugar que no está preparado para ello. Lo que se hace de forma chapucera termina como estamos viendo. Fugas de madrugada y a plena luz del día, reyertas, amenazas, detenciones y unas fuerzas de seguridad que están siendo mareadas de un lado a otro para tapar los agujeros de los despropósitos que solo tienen un culpable: la clase política.
Delegación del Gobierno todavía no se ha dignado a estas alturas a decir cuántas de esas personas son inmigrantes y, por tanto, deberían estar en el CETI. Además de faltarnos a todos y tratarnos de tontos está incurriendo en una dejación absoluta de funciones porque nos está reconociendo que no sabe ni quiénes son los que tenemos acogidos en ‘La Libertad’, ni sus orígenes, ni sus fichas personales. ¿Son capaces de decir quién es quién? Según lo que informan a la prensa no, por eso no proceden a traslados al CETI. ¿Ustedes se lo creen?, ¿es esto sancionable? Estamos atravesando una situación demasiado delicada y grave como para que nos vendan este tipo de motos.