Opinión

En tus ojos verdes, verdes

Ya está muy cerca, nos llega el tiempo en el que Dios se entrega por entero para salvarte, Ceuta, que el perdón de tus pecados, tus miserias, tus dolores y duquelas serán una fuente inagotable de su divina caridad.
La primavera irrumpe en la bahía y va recorriendo a paso de mudá la ciudad hasta llegar a la Plaza de África donde el Espíritu de Dios recorre sus rincones todo el año y es cuidado cada día en el camarín de su Madre, Santa María de África.
Y te vengo a buscar, con la excusa de tenerte que hablar, porque requiero Tu presencia, para entender mejor mi esencia...
Y te vengo a buscar, porque estoy bien contigo. Porque requiero tu presencia...
Se nota que estoy feliz, ¿verdad?, y es que vuelvo a tener una cita cofrade en la tierra de mis amores, en mi ciudad querida, es Viernes de Dolores y estoy en mi tierra, junto a los míos y acompañado de la mujer de mi vida, la fuente de donde bebo, y el manantial de donde brota la vida, otra vida, una nueva vida; y todo eso es gracias a ese Dios hecho Hombre que levanta pasiones, levanta ilusiones y nos levanta los corazones...
Ese viento en mi interior me llena de cordura, pero a veces hay gente que levanta mi locura; pero sigamos hermanos que esta perorata sólo acaba de empezar...
Y es que hermanos... Porque hay un Dios que cabalga
por la cuesta del Otero
las penas de todo Ceuta
Saben a gloria del cielo. Queridos hermanos en Cristo y su Santísima Madre, Dios no mandó a su Hijo al mundo para condenarlo, sino para que el mundo se salve por Él. Vino al mundo para que los hombres tuvieran luz y dejaran de debatirse en las tinieblas, y, al tener luz, pudieran hacer del mundo un lugar donde todas las cosas sirvieran para dar gloria a Dios y ayudaran al hombre a conseguir su último fin. “Y la Luz brilló en las tinieblas, y las tinieblas no la recibieron”. Son palabras actuales para una buena parte del mundo, que sigue en la oscuridad más completa, pues fuera de Cristo los hombres no alcanzarán jamás la PAZ, ni la felicidad, ni la salvación. Fuera de Cristo sólo existen las tinieblas y el pecado. Quien rechaza a Cristo se queda sin luz y ya no sabe por dónde va el camino. Queda desorientado en lo más íntimo de su ser.

¡Ayúdame, ayúdame, ayúdame Señor a caminar!

Ayúdame a caminar por ese tortuoso camino que es el difícil sendero de la vida, Tú ya me lo dijiste bien clarito en tierras manchegas hace veintidós años ya: “LA LUCHA POR LA VERDAD ES UNA LARGA PACIENCIA”.
Paciencia, sí, paciencia para saber aguantar y soportar los golpes duros de la incomprensión y los salivazos de la incultura que acaban por demoler a hombres con cabezas de oro y pies de barro que olvidan que el andamiaje que apuntala su frágil cimentación se llama VERDAD. Si verdad, camino y vida y luz y sal y alegría. Pero nosotros nos olvidamos a veces de esa verdad y nos aferramos al LADO OSCURO DE LA FUERZA...
¡Qué fácil es dejarnos seducir por su astuta lengua viperina! ¡Qué fácil es caer en esa red pegajosa de muerte y corrupción tejida por ese saurio esquelético que nos ofrece la manzana de la tentación!
¡Estad despiertos, velad nos dice el Señor!, ¡No os durmáis para no caer en la tentación, pues el MALIGNO está siempre acechando para hacernos caer en sus redes!
¡Si, hermanos, el ángel malherido existe!, esa dulce compañía que nos hace caer una y otra vez creyendo poseer la verdad velada por los brillos fugaces de su perversa presencia...
Esa presencia que ha insistido una y otra vez, hasta el hastío, en volver a empezar y retomar desde la herida, pero es que... Creo que no me convienes
porque al mirar tu interior
me deslumbra tu fulgor
Y se me nublan las sienes.
¿oyes el rumor que viene
¿Y me envuelve de perfil?
es mi corazón febril
que no quiere tu presencia
bajo este cielo turquesa
entre el blanco y añil. Creo que no me convienes
pues este amor que me pides
sé que está muy compartido
con más amores que tienes.
¿Ves el palpitar que viene,
Y se enrosca aquí en mi pecho?
son los celos y el despecho
que vienen a hacer su nido
en mi corazón herido
y mi espíritu maltrecho. Creo que no me convienes
sí anulas mi entendimiento
y ese frenesí que siento
merece apenas desdenes.
¿Sientes el temblor que viene
y sacude mis temores?
Es el eco de ilusiones
de esperanzas que perdí
viendo que soy para ti
uno más entre montones. Se bien que no me convienes
pero no renuncio a verte
ni a perderte por ganarte
y si SU AMOR me sostiene
no ambicionaré más bienes
que su luz y su horizonte
y no habrá mal que no afronte
sabiendo que entre sus besos
hallarán la paz mis huesos
y descansarán al fin
al llegar ya sin aliento
al abrigo de su pecho. Palma dueña de mi vida
y de mis tribulaciones
Niña de los ojos verdes
verdes como la albahaca
que se clavan en los míos
como el filo de una faca
de una faca de placeres
que se hunden en mi pecho
y hace que te tenga, Madre
muy presente en mis desvelos.
Y te aclame y te pida
desde Sevilla la llana
que me acerques a mi Dulce
en esta clara mañana
que reluce como el sol
que destella de tus ojos
Que me miran con dulzor
y es que Palma de mi amor
Yo tengo en mi corazón
dos amores escondíos
que devuelven mi razón
Y me quitan el sentío.
Yo tengo mi corazón
rebosante de cariño
que tus manos me devuelven
cuando me encuentro contigo.
Yo voy siendo cada vez
más adulto y menos niño
cuando tus ojos me ven
dichoso como un chiquillo.
Esos ojos que me ven
y que son faros divinos
se reflejan en mi piel
al encontrarme contigo. Esos ojos que me ven
y me acunan como a un niño
son dulces como la miel
que destilan tus pistilos.
Esos ojos de mujer
que dirigen mi camino
son faroles de cristal
que iluminan mi destino. Yo tengo en mi corazón
dos amores escondíos
que dan sentido a mi ser
y se despiertan conmigo.
Yo tengo mi corazón
maltratado y malherido
rebosante del amor
que me entregas sin remilgos.
Yo tengo este corazón
que trituró el desatino
rebosante de emoción
cuando te vienes conmigo. Gracias doy a mi hermandad
por poner en mi camino
a la Madre del amor
que te emparejó conmigo
y es que no podía tener
otro arreglo este suplicio
que encontrarnos tú y yo
en un sueño tan divino. Y ya lo sabes, mi amor
ese demonio escondido
se retuerce en su dolor
al vernos tan bien unidos.
Y ya lo sabes, Señor
Dulce Niño compasivo
tu Madre sanó el dolor
al ponerla en mi camino
y ya lo sabes, Señor
el demonio fue vencido
cuando esos faros de amor
se encontraron con los míos
y curaron el dolor
de mi corazón partío. ¡Ay, Señor de los tormentos!
¡Dulce hermano pollinico!
que me entregas el amor
en sus ojos efusivos,
esos ojos como el sol
que iluminan mi camino
cuando voy en procesión
disfrutando como un niño
como un niño sin razón
que en tu cortejo escondido
va buscando a su amor
que va a encontrarse contigo.
Y se funde en el color
del verde que es mi destino
el verde que es el color
de sus ojos prohibidos
que asemejan el fulgor
de la que es mi martirio
cuando sale bajo palio
con el corazón partío
porque sabe que su amor
será entregado al juicio
que lo envía a prisión
y a la cruz de su martirio
que renueva así el dolor
de una Madre por su Hijo
que aparece en procesión
cabalgando en su pollino
y que le entrega su amor
a cada uno de sus hijos. Y es que si tú quieres mátame
y luego si quieres vete
pero sígueme mirando
siempre con tus ojos verdes. Queridos hermanos, anunciar la resurrección no es anunciar otra vida, sino mostrar que la vida puede ganar en intensidad y que todas las situaciones de muerte que atravesamos pueden transformarse en resurrección.
Nos hacen falta profetas quizás un poco locos. Sí, porque la resurrección es una locura, y hay que anunciarla a lo loco:” si se anuncia de un modo educado”, no puede funcionar.
Hoy los cristianos somos cada vez más minoritarios, casi en diáspora. ¿Qué relación tiene esta minoría con la humanidad entera? Esta minoría es un pueblo aparte para ser reyes, sacerdotes y profetas; para trabajar, para servir, orar por la salvación universal y la transfiguración del universo, para convertirse en servidores pobres y pacíficos del Dios crucificado y resucitado. Yo tengo en esta ciudad
dos amores escondidos
y es mentarlos nada más
Y sentir escalofrío.
Uno sobre una burrita
mi Jesús bueno muy niño
la otra es una azucena
Consuelo del afligido.
Una noche de diciembre
por el cansancio vencido
con la mente casi en blanco
rezando quedé dormido
entre el sueño y la vigilia
a dos estampas asido
duermevela en que se mezclan
deseo, sueño y olvido.
Y en este sueño que os cuento
-no es quimera ni espejismo-
una hermandad que tiene
el buen gusto por castigo,
una puerta que se abre
empieza un nuevo camino
al otro lado del puente
suena la banda del Cristo
vienen a paso ordinario
anunciando lo divino
con sus cornetas y tubas
resoplando los chiquillos,
ya está todo preparado
los ciriales, los martillos
las potencias del Señor
Y la Palma del martirio.
Cruz de guía y sus faroles
bacalao corporativo
y las flores de azahar
que te adornan el suplicio,
capataces, costaleros
nazarenos, monaguillos
¡Esto es una cofradía!,
¡todo lleno de chiquillos!
¡Y don Valentín Cabillas
desde su palco divino
disfrutando en esta tarde
¡igual que si fuera un niño! Ya está todo preparado
relinchando está el equino
el misterio está en la puerta
el sol está de testigo.
Y una ciudad entera
vive un sueño que es mío
todas las calles llenas
esperan su borriquillo
y entre medias lo de siempre
un parque, Gran vía, lo mismo
calle Jaúdenes, volver
otra vez al parque digo.
Y en mi sueño que es real
no es quimera ni espejismo
la hermandad ya está de vuelta
se ha pasado en un suspiro
esos capirotes blancos
que deshacen el camino
esos corazones puros
de los que siguen a Cristo.
mi Dulce sobre los pies
sobran fuerzas, sobra brío
el izquierdo por delante
derrochando poderío,
y entre blondas de hermosura
un corazón herido
no hay consuelo para Ella
¡van a matar a su Hijo!
no me dejes que despierte
yo quiero seguir dormido
y seguir en este sueño
o que se cumpla ya mismo.
¡Déjame dulce Señora
consuelo del afligido
que despierte de este sueño
cruzando el parque contigo!. Y todo esto seguirá ocurriendo cada inicio de la primavera y nos impregnará el alma de muchos y buenos recuerdos todo el año, ya que cuando sale el pertiguero rodeado de ciriales y va anunciando con gracia que Dios ya sale a la calle, se ve entre la penumbra una burrita preciosa que es trono firme y seguro de Dios Todopoderoso. Él nos bendice con arte con su firme mano alzada y retiene con la otra las riendas de nuestras almas que se desbocan en trotes galopando entre las palmas.
Y el alma henchida, cofradía de explanada y cuesta, de pirulís y bullicio de niños. Cofradía de tarde y abuelos. Cofradía de día de estreno, de estrenar algo, aunque sólo sea la ilusión. Y día grande de barrio y hermandad. Cofradía de largos días de espera refugiados en su capilla, en sus calles y en su patio; que esa tarde reabra sus postigos para dejar volar una vetusta mirada que, entre la penumbra busca la paz de sus ojos verdes y la dulzura de su eterna mirada, que a la postre son lo mismo. En tus ojos verdes, verdes
verdes como la albahaca
mi corazón llora y muerde
como el brillo de una faca... Queridos hermanos seguid cumpliendo vuestro sueño, nunca tiréis la toalla si se os cierran las puertas, sabed que vivimos tiempos difíciles y no está bien visto ser cristianos y mucho menos cofrades, nunca abandonéis vuestro cofrade empeño. Seguid reforzando la gran familia y vuestra ilusión cofrade, repartid esta tradición de padres a hijos, de abuelos a nietos, sed generosos con la fe que se os ha regalado.
Estamos de enhorabuena, una nueva Semana Santa está llamando a la puerta. Es hora de darnos un abrazo de felicitación, porque es un orgullo y una satisfacción vivir estos momentos rodeados de los nuestros. Todo se va cumpliendo, los cirios parpadean con una luz renovada. Te espera tu Ceuta ya, Señor de mis sentimientos. Te espera para admirarte, para rezarte y aclamarte en tu alma herida... Haz de nosotros tu imagen y semejanza, haznos cofrades capaces de decirle al futuro, que sigues existiendo, haz de nuestras hermandades la roca firme donde se edifique tu Espíritu por siempre. Porque hay un Dios que cabalga
por la cuesta del Otero
las penas de toda Ceuta
saben a gloria del cielo,
y porque hay una Madre
que nos mira con desvelo
ese brillo de sus ojos
nos llevan directo al cielo,
ese cielo de sus ojos
verdes como la albahaca
que se clavan en los míos
como el filo de una faca.

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