Un vecino de Ceuta ha querido denunciar la situación que ha tenido que vivir durante meses tras sufrir una trombosis portal por la que estuvo a punto de perder la vida.
Su historia comenzó con dolores de cabeza “muy fuertes” y fiebre por lo que decidió acudir al Hospital Universitario. “En esta primera visita me mandaron paracetamol. Cuando ya llevaba una semana con los mismos síntomas, además de dolor abdominal, decidí acudir otra vez a Urgencias y de nuevo me despachan con paracetamol”.
Los síntomas se fueron agravando. Se notaba cada vez peor, casi “sin fuerzas” y había perdido 6 kilos. “Ya cuando llevaba 10 días, acudí de nuevo porque los dolores eran insoportables tanto de cabeza como de abdomen. Siempre tenía fiebre, temblores en las manos y estaba viendo cómo me apagaba como una vela. No podía coger en brazos ni a mi hija de 6 meses. Me hicieron una analítica y ya la coagulación de la sangre salía alterada pero a mí no me dijeron eso, me indicaron que tenía gastroenteritis”, expone.
La situación según iban pasando los días se agravaba y cuando ya habían pasado dos semanas se notaba que “me estaba muriendo”.
“Le dije a mi mujer: no te asustes si un día me encuentras en la cama sin vida porque me estoy muriendo. En ese mismo momento mi madre con 77 años, y después de 4 sin conducir, cogió el coche y me recogió en la puerta de mi casa. Me dijo de llevarme a Sevilla pero le dije que mejor Estepona que estaba más cerca y no sabía si iba a llegar con vida”.
"Le dije a mi mujer que no se asustará si me encontraba muerto en la cama"
Una vez ya en la localidad malagueña, el ceutí se tuvo que costear una clínica privada y el médico “nada más me tocó el abdomen” decidió ingresarme de urgencias en la UCI. “A las 2 horas ya estaba en la unidad de cuidados intensivos y sobre las cuatro de la madrugada me dijo el médico que menos mal que había ido a urgencias, que de tardar unas horas no lo hubiera contado”.
Una vez se ha recuperado, tiene que seguir con un tratamiento con Lixiana que ayuda a prevenir la formación de coágulos de sangre.
“Antes estaba pinchándome Heparina, pero me han cambiado el tratamiento y ahora me tengo que tomar Lixiana. La caja cuesta mensualmente 92 euros y encima no entra por la Seguridad Social. Una chica de la inspección médica me dijo que había salido un Real Decreto en el que deniega que se subvencione para la enfermedad que he sufrido”.
Una vez ya se ha podido recuperar, el protagonista de esta historia sigue con su vida normal, acudiendo cada día a trabajar, pero con el pensamiento de que podría haber perdido su vida de no haber sido porque su madre le llevó de urgencias hasta Estepona.
“Con esto no quiero una indemnización, ni reclamo dinero, lo único que pretendo con esta denuncia es que otra persona no tenga que pasar por lo que yo he sufrido y reciba una atención adecuada en el Hospital Universitario”.
Su historia ha terminado bien, salvando su vida, pero invita a reflexionar sobre el tipo de cuidados que se dispensan en una sanidad que se encuentra en un estado crítico, con cada vez más quejas y exposiciones sobre su falta de efectividad.
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