Odisea de un policía local en Marruecos

Se vuelve a repetir la historia, y en esta ocasión teniendo como protagonista a un agente de la Policía Local de Ceuta que permaneció retenido por las fuerzas de seguridad marroquíes desde la mañana de ayer hasta bien entrada la noche. El joven había acudido a Marruecos a efectuar unas compras en el vecino Castillejos cuando fue interceptado por los agentes de seguridad del vecino país, retenido y trasladado a dependencias policiales para que respondiera de una requisitoria. La falta de información es clave en este asunto ya que nada se sabía del motivo detallado de su detención.

Las autoridades locales, y en concreto la Consejería de Gobernación, tuvieron conocimiento de lo ocurrido y estuvieron intentando recabar información para poder iniciar las gestiones que aclarararan lo sucedido.
La incertidumbre y la falta de informaciones que ha rodeado este caso no son nuevas, ya que en la historia reciente se han producido detenciones de ceutíes únicamente por haber sido interpuestas denuncias en su contra en Marruecos o por haber sido empleada documentación de ellos, previamente robada, para la práctica de delitos. Ahora le ha tocado a este agente de la Policía Local, pero en los últimos años han sido guardias civiles, empresarios o hasta taxistas quienes han tenido que pasar por dependencias policiales marroquíes, aclarar su situación para, después, poder obtener la libertad contando además con la implicación de las autoridades políticas para avanzar en los trámites consulares oportunos. De entrada, en esta situación puede verse implicado cualquier ciudadano si desconoce, por ejemplo, que en Marruecos alguien ha interpuesto una denuncia en su contra. En el caso de este policía local se da la circunstancia de que le habían robado la cartera hacía unos meses en un gimnasio, hecho que llegó a denunciar. Y eso es lo que le ha salvado, ya que sus documentos aparecieron en un vehículo que fue encontrado en Marruecos con sustancias narcóticas. La documentación personal del agente había aparecido allí por obra y gracia de algún delincuente, pero eran los datos del policía los que obrabann poder de los agentes marroquíes. Tras poder demostrar que nada tenía que ver con la historia, en la noche de ayer se le dio la libertad.
La propia Policía Nacional ha advertido de la necesidad de denunciar con rapidez el robo de documentaciones en una ciudad fronteriza como Ceuta en la que han incrementado los usos ilícitos que se dan a estos documentos. Incluso en ocasiones se aconseja denunciar también el robo en Marruecos.
La hemeroteca local reciente esconde historias en las que ceutíes han tenido que demostrar que no son culpables.
Eso le sucedió hace tres años al ceutí Imad Yajlufi, que además de ser dado como marroquí, llegó a permanecer varias semanas en una cárcel de Tetuán tras existir una denuncia en su contra. El delito de este ceutí fue haber comprado un vehículo en el que, con anterioridad, había sido trasladado el cuerpo de un adolescente que apareció muerto en 1998. Comprar el coche equivocado le costó una denuncia en Ceuta y Marruecos. Los tribunales españoles archivaron el caso al comprobarse que nada tenía que ver con los hechos, mientras que en Marruecos la denuncia dormía el sueño de los justos. Y así estuvo hasta que, diez años después de la compra de ese vehículo, en un control, saltó la alarma y apareció el nombre de Yajlufi como prófugo, a pesar de que sus visitas al vecino país eran constantes y diarias.
Hace un par  de años fue un taxista, Abdeselam Hamed, el detenido después de que acudiera a Marruecos con su familia a realizar unas compras. Agentes de la Gendarmería de Castillejos le detuvieron relacionándolo con un delito ocurrido el 9 de noviembre de 2008. ¿La causa?: Abdeselam había vendido su antiguo Wolkswagen Passat para adquirir un Mercedes. Lo dio de baja, lo vendió a un joven residente en el barrio del Príncipe, tramitó la transferencia y se olvidó de él para siempre. Pero un error informático en la frontera marroquí seguía relacionándole con el turismo y con el uso que se le estaba dando. Así que cuando la Gendarmería localizó el coche con dos sacas de kifi, las miras se dirigieron hacia su propietario que seguía siendo, a ojos de Marruecos, este ceutí.
A la familia de Abdeselam Hamed le sobraban papeles que demostraran su inocencia, pero hubo que cumplir los trámites oportunos hasta que finalmente obtuvo la libertad tras intensas gestiones diplomáticas desde la Delegación del Gobierno.
El pasado verano un empresario de la ciudad se enfrentaba a otra situación parecida, permaneciendo detenido varias semanas después de que un ex trabajador de su empresa le denunciara en falso. ¿El motivo?: la venganza por el despido. Así que cuando la alarma saltó en la frontera el ceutí tuvo que ir preso, para después, armándose de valor, paciencia y recursos, conseguir la documentación necesaria para demostrar que era inocente. Poco después un agente de la Guardia Civil tendría que demostrar que nada tenía que ver con una semirrígida interceptada en Marruecos después de que se le pretendiera implicar en la trama.

Presiones políticas que no consiguen acuerdos

En las detenciones de ceutíes al otro lado de la frontera surgen problemas añadidos si sus protagonistas son musulmanes. Ahí comienza el eterno debate de la españolidad y el no reconocimiento que el vecino país hace de Ceuta y Melilla. Tal es así que cuando un musulmán ceutí es detenido se le da, de entrada, como marroquí, hasta que las presiones familiares esclarecen esa españolidad. Los intentos políticos por lograr un consenso en este sentido han sido un fracaso. El pasado 15 de marzo de 2010 la UDCE llevó a pleno una moción para intentar recabar el apoyo político necesario para forzar a Marruecos a que no cometiera estos errores. Consiguió ese apoyo de los partidos, pero la declaración plenaria carecía de fuerza. Más adelante la senadora Luz Elena Sanín intentaba lograr ese reconocimiento de manera infructuosa.