El coronel Juan Peláez Núñez fue quien me facilitó los documentos de la operación Bir Nzaran. Este coronel lo conocí en un cursillo de cristiandad, donde era director de mi grupo. Conocí a un hombre de una humanidad excepcional, que no se daba importancia alguna, y que hasta su fallecimiento fue un testigo directo de la obra de Jesucristo, hacer el bien sin mirar a quien.
La orden de operaciones nº 1 destaca que posiblemente se prevé una fuerte resistencia del enemigo, en las zonas de La Saguia el Hamra, en cuyo lugar se va a actuar. A su vez, también se prevé que se sucedan ataques de los grupos de Hagunia sobre el plano nordeste y de los Rayan Mansur sobre el sureste, siendo la idea de la maniobra progresar en dos direcciones: la 1ª Villa Bens-Daora-Asatef y la 2ª Aaiún-Edchera, con el fin de destruir a los grupos de Edchera para ocupar el paso sobre La Saguia.
La Subagrupación Norte
En el organigrama de la mencionada orden de operaciones nº 1 se organizaban dos agrupaciones, la ‘A’ al mando del coronel Manuel Mulero Clemente distribuida en dos subagrupaciones, ‘1º-A’ y ‘2ª-A’. La 1ª-A estaba compuesta por la IV Bandera y la XIII de La Legión, motorizadas con 3 secciones de camiones Ford K, un grupo de escuadrones de caballería del Regimiento Santiago con 10 ‘AAC’ (autoametralladoras), un escuadrón de todoterrenos, una sección de ‘CSR’ (cañones sin retroceso) y una sección de morteros de 81 mm del Batallón Expedicionario Extremadura 15.
La Subagrupación 2ª-A, o también Subagrupación Norte, estaba al mando del entonces capitán (fallecido de coronel en Tenerife) Juan Peláez Núñez, un auténtico soldado que tenía el valor acreditado y que había pasado largos años de su vida militar en las filas de La Legión. Esta subagrupación se componía de la IX Bandera de la Legión Motorizada, una batería del Regimiento de Artillería nº 19 con pieza del 105/26, dos secciones de transmisiones, una sección de zapadores, una sección de intendencia y una sección de sanidad, todas ellas motorizadas.
Según recuerda el que fue teniente de la IX Bandera en las operaciones de Bir Nzaran, Juan Falcó Rotger en su libro Historias de un oficial de La Legión, él mismo narra: “en la zona montañosa de Uara fue el primer obstáculo con que se encontró la punta de vanguardia, donde se empezó a recibir fuego enemigo. En el transcurso del combate cuando por el flanco derecho avanzaba una unidad, que por los uniformes se veía que no eran del Tercio, hasta que comprobaron que era una unidad del Ejército de Francia de la guarnición de Fort Trinquet, cuya compañía eran senegaleses y detrás iban los ‘Goumiers’. Tras hacer huir al enemigo, que se retiró por las laderas del Uad Lajheb, las fuerzas españolas y francesas permitieron que retirasen los muertos y heridos, y que les diesen sepultura tal como prescribe el Corán”.
El documento de la orden de operaciones nº 1 de las fuerzas militares del Sáhara resulta tan completo que no se le escapa ni el más mínimo detalle. Valga como ejemplo que en el mismo se especifica que las unidades llevarán dos raciones de previsión para el soldado y en el tren de víveres dos más, y más otras dos de previsión. Dos raciones de pan irán entre el soldado y el tren y otra en Intendencia. En cuanto al agua, el soldado llevará dos cantimploras, más un bidón de 200 litros por cada camión de transporte, además de los aljibes disponibles. En lo que respecta al vestuario y calzado se estima en condiciones de operar un mes. El municionamiento constará de cuatro módulos en El Aaiún y Villa Bens. Respecto a los vehículos, se asignarán 30 camiones ‘Ford-K’ para batallón motorizado, y los vehículos ligeros y de combate llevarán gasolina para unos 500 kilómetros. Como puede comprobarse tanto en teoría como en la práctica estaba todo previsto.
Éxito en las operaciones y felicitación del mando
La IX Bandera de la Legión que procedía de Marruecos embarcaba en el puerto de Ceuta con un total de 595 hombres entre oficiales, suboficiales y legionarios, cuya bandera estaba al mando del comandante Pascual Herrera Solís, quien contaba con un magnífico plantel de oficiales, suboficiales, cabos y legionarios, muy bien preparados y curtidos para cualquier contingencia, como lo demostrarían en las distintas operaciones de combate que participaron.
Tras embarcar en el puerto de Ceuta, en el buque Virgen de África, la mayoría no sabía el destino que les deparaba, aunque se lo imaginaban. El primer puerto era Las Palmas de Gran Canaria, para posteriormente recalar en Villa Cisneros, desde aquí de nuevo a Las Palmas y ya ahí embarcaban en una lancha (LST-I) de la armada para desembarcar en El Aaiún.
Una vez distribuida la orden de operaciones, el 20 de febrero de 1958, partían las Agrupaciones A y B, tomando la pista de Sain-Chelma Bir Nzaran. La gran confianza que tenían las tropas españolas de ambas agrupaciones era saber que contaban con unos buenos vecinos, que eran las agrupaciones Grall y Pilcherlt, las cuales cerca de las fuerzas españolas se encontraban limpiando la zona entre Smara y Tifariti. Cerca de estas agrupaciones se encontraba la columna del coronel Vidal que había partido desde Guelta a Bir Nzaran, la cual alcanzaba el 21 de febrero el lugar conocido como Medinet Sedra, a pesar de la fuerte resistencia enemiga, pero las fuerzas francesas contaban con los soldados senegaleses que eran el terror de las Bandas Rebeldes.
Ante un enemigo que cada vez se encontraba con más debilidad, el mando ordena el 22 de febrero de 1958 a la 13ª Compañía de la LX Bandera de La Legión, al mando del entonces capitán Juan Peláez Núñez, y al resto de las fuerzas que componen la Agrupación Norte, el ocupar Bir Nzaran, que estaba a 30 kilómetros al norte del poblado. Una vez en dicho lugar se establece contacto con el enemigo, recibiendo ayuda de parte de las fuerzas francesas. Una vez vencido el enemigo con numerosas bajas, el 23 de febrero todas las fuerzas se concentran en la región de El Ucara-Tenuaca y Agracha, al sur de Bir Nzaran, donde encuentran resistencia enemiga, enfrentándose duramente contra las fuerzas francesas y españolas, siendo numerosas las bajas, principalmente del batallón expedicionario Cabrerizas y de la Agrupación C, siendo el balance de 19 heridos. El total hasta el final de estas operaciones fue de 9 muertos y 65 heridos.
El 7 de marzo de 1958 la IX Bandera desde Bir Nzaran se traslada en camiones hasta Argub, donde ya las bandas rebeldes prácticamente habían desaparecido, salvo por algún esporádico ataque de guerrillas, que era repelido con energía. Con gran satisfacción, el 8 de marzo recibían la felicitación del general-gobernador del Sáhara, por el valor, entusiasmo y alto grado de disciplina demostrados en las operaciones.