La vida se encarga de mostrar las distintas caras de las personas. Las dificultades, como las que vivimos ahora derivadas del
coronavirus, nos pueden mostrar las historias más atractivas o, al contrario, las más crueles. En la tarde de este lunes se ha presentado en el pabellón de La Libertad una joven que pretendía ser acogida allí. Evidentemente se le ha negado la entrada puesto que en este lugar solo hay hombres, posibilitándole la marcha a otro punto. Según ha narrado a los presentes, llevaba en una vivienda en la que trabaja de ‘muchacha’ sin papeles desde el día en que se dio orden de cerrar la frontera. Ella esa noche no cruzó de regreso a Marruecos, le indicaron que se tenía que quedar en la casa donde presta servicio sin regularizar. Y ahí ha permanecido trabajando hasta este lunes cuando, según su manifestación, le han echado a la calle. Con lo puesto, ha acudido al pabellón deportivo en donde le habían indicado que se acogía a los transfronterizos. No puede volver a Marruecos al estar la frontera cerrada ni tampoco quedarse en este lugar. En casas de Ceuta están todavía algunas de las transfronterizas que no pudieron regresar a su país y que no tienen papeles ni regulación laboral. Están con ayudas de voluntarios que han cedido sus hogares y oenegés que les atienden ya que en los hogares en donde prestaban servicio se han desatendido de ellas. Al tener constancia de este caso algunos de los presentes han comunicado a este periódico su intención de trasladar lo ocurrido a la Policía para que investigue el lugar en donde prestaba servicio esta joven hasta que la han echado a la calle. Como su caso hay varios tanto de mujeres como de hombres que estaban trabajando en obras de manera clandestina y sus ‘contratadores’ se desentienden de ellos.