8 de Marzo, Día de la Mujer Trabajadora

Como cada año, celebramos este día y digno es de elogiar la labor que muchas mujeres han realizado y siguen realizando a lo largo de tantos años.

Pero voy a recordar y hablar de una MUJER que tanto me marcó en mi vida y a la que siempre llevo en mi mente y corazón. Ella es mi madre. María Luisa LópezGuerrero que así se llamaba, fue una adelantada de su época. Ella nació el 15 de septiembre de 1922 y falleció el 24 de octubre de 2017. Su vida siempre estuvo marcada por la continua lucha por aprender, saber, SER… Cuando eran muy jóvenes ella y mi padre se hicieron novios, trabajando los dos en las oficinas de Intendencia como administrativos. Fueron tiempos felices y de conocer a tantos amigos en el trabajo. Mi madre siempre fue una “crack” por su sentido de la vida y hacer bien las cosas.

Cuando Mª Luisa era una niña de apenas 14 años, quería seguir estudiando pero por las circunstancias familiares y de estar pasando por una Guerra Civil, no pudo ser y se limitaba a ayudar en casa a su madre (mi abuela) junto a sus tres hermanos pequeños. Mi madre me contaba que por las noches y cuando todos dormían, ella cogía un libro para leer o estudiar que tanto le gustaba, colocando una sábana por encima de la cabeza teniendo como iluminación una tenue luz para no molestar. El gusanillo de la enseñanza lo llevaba dentro, pero no pudo estudiar Magisterio; hubiera querido ser maestra; al no ejercer como tal, se ponía a estudiar con mi hermano y sobre todo conmigo por las noches. Recuerdo que en mi época de estudiante en La Inmaculada y sobre todo en Magisterio, se aprendía los temas antes que yo, ella sintetizaba, yo en cambio aprendía de memoria y me costaba más estudiar.

“Mi madre era muy querida entre mis compañeros, más aún de Magisterio, quienes veían en Mª Luisa una estudiante más”

Mi madre era muy querida entre mis compañeros, más aún de Magisterio, quienes veían en Mª Luisa una estudiante más. Cuando en el año 1996, mis compañeros de promoción de Magisterio y yo, tuvimos un “reencuentro” en Ceuta, tras más de 25 años sin vernos; mi madre se vino con su coche siguiéndonos los pasos para después escribir un bonito artículo para “El Faro”, como así fue; salió publicado el suyo, en cambio el mío no, ¡bien por mi Madre!. Como entre otros lugares, todos los compañeros estuvimos en la “Normal Nuestra Señora de África” para recordar viejos tiempos; uno de mis colegas le lanzó una bonita beca azul para que se viniera con nosotros, algo que Mª Luisa rechazó porque decía “que esto era algo nuestro”.

Mi madre tenía un espíritu muy juvenil, por eso congeniaba con todo el mundo. Era creativa, imaginativa, locuaz, amante de la vida, de las pesonas y sobre todo de los animales y la naturaleza. En el año 1982, ella y tres personas más fundaron la “Asociación Protectora de Animales y Plantas” e hicieron mucho por ellos. Muchos nos hicimos socios. En nuestra casa siempre había animales. Ella tenía “carisma” con estos quienes en la “Protectora” se acercaban con mucho entusiasmo y pegando saltitos colocaban sus patitas sobre ella. Yo quiero y deseo que a mi madre le coloquen una placa como homenaje por su labor desinteresada, al lado de otras placas en recuerdo a África y Dorita, en el “Parque de San Amaro”.

A mi madre le encantaban la lectura y los documentales de la 2.

"Muchos artículos y poemas se han publicado en El Faro de Ceuta, escritos con total sensibilidad y sentidos de la justicia"

¡Cuántas veces me llamaba por teléfono para ver tal o cual programa, a sabiendas que tanto me gustaba viajar!. Muchos artículos y poemas se han publicado en El Faro de Ceuta, escritos con total sensibilidad y sentidos de la justicia. Cuando mi padre falleció en 1973, mi madre decidió que quería volver a trabajar en el mismo Intendencia. Nuestro tío Miguel (Miguelín), viajó a Sevilla y allí habló con las autoridades pertinentes de tal manera que a los tres o cuatro meses de enviudar, mi madre estaba trabajando en lo que siempre le había gustado, como administrativa. En Intendencia se volvió a encontrar con todos sus compañeros de antaño, recibiéndola éstos con todo cariño y amor. Durante estos años fue muy feliz; siempre le encantaba a media mañana tomarse su “cafelito” en el Bar Tomás, hoy ya desaparecido.

Pero mi Madre decidió que quería aprender a conducir y me animó a mi a hacerlo. Yo no accedí pero me convenció y nos sacamos las dos el carnet de conducir, al mismo tiempo. Es más, ella quiso que nos examinamos juntas, pero aprobó como era de esperar, antes que yo. Conducía muy bien, lo decían las personas que se subían en su coche. Mis sobrinos (sus nietos) comentaban por aquella época que sus compañeros de colegio la llamaban “la superabuela”. Para mí, mi madre tenía un defecto: cuando iba conduciendo y llegado el momento, dejaba pasar a todo el mundo, cosa que yo le recriminaba. Después ella decía “nadie me cede el paso” pero ella era así de amable.

"Indiscutiblemente María Luisa fue una adelantada de su época y una gran luchadora"

Le encantaba pasear en coche a la familia, a los amigos, llevar gustosamente a quien se encartara, a su casa o a cualquier otro lado.

Mi madre no se jubiló en Intendencia por su edad, sino bastantes años antes. Por aquel entonces yo vivía dando clases en Algeciras. El no seguir trabajando fue que mi abuela se quedaba sola en casa y mi madre quería estar a su lado más tiempo; no le importó cobrar menos sueldo con tal de estar al lado de Mamina.

Mi madre ya se encuentra en el Universo de las estrellas junto a aquélla y sus tres hermanos Miguel, Mariposa y Chico. Indiscutiblemente María Luisa fue una adelantada de su época y una gran luchadora.

MAMÁ, TE QUIERO.