Iniciado 2025 llega el periodo de los propósitos. En Ceuta y en cualquier lugar de España, nadie se escapa de esas intenciones para cambiar de hábitos, pero, sobre todo, dejar los nocivos a un lado.
Vapear tiene sus riesgos. Esa idea de que resulta menos nocivo que, por ejemplo, fumar tabaco, es falsa.
Hay muchas personas que deciden dejar de fumar y se refugian en el vapeo, creyendo que esta alternativa no está exenta de riesgos.
La idea de que vapear es menos nocivo que fumar es un mito. "No existe base científica para decir que el cigarrillo electrónico es menos lesivo, por diferentes motivos. El primero es que hay muy pocos estudios específicos que valoren el daño de vapear; menos aún estudios a largo plazo, porque es un fenómeno relativamente reciente comparado con el consumo de tabaco", explica el experto en tabaquismo Antoni Baena, profesor de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
En cambio, la ciencia explica sus riesgos. "Los principales componentes del cigarrillo electrónico son la nicotina, una sustancia altamente adictiva; sustancias facilitadoras de la vaporización, como el polietilenglicol y el glicerol o el propilenglicol; aditivos alimentarios (E-1520, E-422 y E-1520) de los que se desconocen los valores seguros tras ser calentados e inhalados, lo que produce formaldehídos, acetaldehídos y acroleínas, reconocidos cancerígenos y tóxicos pulmonares; más de 15.500 saborizantes que, al descomponerse térmicamente, generan aldehídos cancerígenos, y mentol, que, además de saborizante, suprime el reflejo de la tos", enumera el experto.
Una colección de ingredientes que no solo convierten en tóxico el vapor para quienes lo inhalan directamente, sino para quienes se encuentren a su alrededor: los vapeadores pasivos.
Una prevalencia preocupante
Desde 2005, en España se han sucedido dos grandes leyes antitabaco que lograron reducir sensiblemente la cifra de fumadores. En el caso de los hombres, se pasó de un 31,6 % de fumadores en 2006, año de la entrada en vigor de la primera ley antitabaco, a un 19,4 % en 2020. Cifras que, desde hace algunos años, conviven con las de consumidores de cigarrillos electrónicos.
"Hay diferentes encuestas que se hacen periódicamente y que recogen el consumo de varias sustancias, entre ellas, las de los cigarrillos electrónicos entre los jóvenes, principalmente, como el informe Estudes (2023), Edades (2022) y algún que otro estudio en el que participa el grupo de investigación Epi4health de la UOC con la Universidad de Manresa. En resumen, indican que, entre los estudiantes de entre 14 y 18 años, un 54,6 % lo han consumido alguna vez. Entre los adultos, en Europa hay una prevalencia de uso diario del 2,4 %, siendo el 52,6 % un uso dual con el tabaco", explica el experto. En 2014, la cifra de jóvenes de entre 14 y 18 años que habían probado el cigarrillo electrónico era del 17 %, según el primer informe citado.
De hecho, se suele considerar al cigarrillo electrónico como una puerta de entrada al tabaquismo tradicional, sobre todo entre los jóvenes. "El tabaquismo es la primera causa evitable de muerte en los países desarrollados, y los vapeadores, su puerta de entrada, además de ser dañinos y retrasar el abandono del hábito", añade.
Consejos para dejar de fumar y de vapear
Con este panorama, las razones para dejar de fumar o vapear se acumulan. Y, al contrario de lo que se piensa, para dejar el tabaco no hay atajos ni remedios mágicos. Para dejar de consumir, ya sea tabaco o vapeadores, hay que ceñirse a los métodos demostrados científicamente como más eficaces.
En este sentido, el profesor Baena recoge ocho pasos para que el proceso tenga éxito:
- Tener clara la motivación y el objetivo de dejarlo: mejorar la salud y evitar una adicción.
- Fijar una fecha para empezar y tirar todo lo que se tenga para vapear.
- Identificar los momentos, emociones y situaciones que favorecían el vapeo e, inicialmente, evitarlos hasta tenerlos controlados.
- Buscar ayuda profesional, principalmente, o de familiares y amigos.
- Consultar con un profesional de la salud sobre el uso de tratamientos de primera línea para el abandono del tabaco (farmacológicos y psicológicos).
- Romper rutinas y mantenerse ocupado y distraído.
- Hacer deporte para percatarse de las mejoras físicas que dejar de vapear o de fumar aportan a la salud.
- Felicitarse por el esfuerzo.
"Si se tuviesen que escoger solo cinco razones para dejar de vapear, la primera sería que vapear tiene un impacto directo, rápido y claro sobre la salud. La segunda es que muchos líquidos contienen nicotina, aunque no lo indiquen, ya que no siguen una regulación y control estrictos, con lo que claramente provocan adicción. La tercera razón es que se desconoce el impacto a largo plazo del uso de vapeadores, por lo que, cuanto antes se abandone, mejor. La cuarta razón es el impacto ecológico de los cigarrillos electrónicos, que es cada vez mayor, especialmente en el momento en el que han aparecido los desechables, productos que ya están siendo prohibidos en muchos países. Por último, no ayudan a dejar de fumar, solo favorecen el consumo dual", zanja el experto.