Son las últimas obras de reforma del
perímetro fronterizo aprobadas por el
Consejo de Ministros y ya están siendo ejecutadas en Ceuta. Con la colocación de malla antitrepa en algunos puntos del vallado exterior se busca
mejorar la vigilancia en esta línea de más de 8 kilómetros que separa nuestra ciudad de
Marruecos.
Los operarios trabajan ya en el segundo vallado nacional del perímetro y así continuarán en todas las zonas cercanas colocando una infraestructura que en su día ya se dispuso en parte del vallado de
Melilla. En la ciudad hermana comenzó a implantarse en 2014, como elemento que impide a la persona que quiere trepar que pueda tanto agarrarse como escalar.
A la colocación de esta malla que complica la entrada de inmigrantes que buscan sortear la valla le seguirá la demolición de tres casetas intermedias además de la colocación de esclusas.
El perímetro fronterizo, cuya obra comenzó a finales de los años 90,
se ha ido parcheando durante todo este tiempo con medidas como la elevación de su altura o, recientemente, la ubicación de cilindros y planchas en el terreno que sí puede soportar este peso además de los peines invertidos en el resto.
Estas obras forman parte del plan de recuperación del Ministerio de Interior
Estos elementos vinieron a sustituir a las concertinas que retiró España mientras Marruecos acometía una obra para colocar esas alambradas en todo su territorio. De hecho el país vecino no solo ha construido una valla nueva sino que además ha extendido las alambradas por todo su territorio para evitar el acercamiento de subsaharianos.
El Ministerio del Interior lleva toda una vida haciendo experimentos en el vallado en donde no solo llegaron a colocar las sirgas tridimensionales que fueron un fracaso, sino que han dispuesto medios que han terminado por no tener utilidad.
Ahora le toca el turno a la malla antitrepa que es mucho más tupida que las otras. Es una especie de estructura metálica cuyos huecos son tan pequeños que no permiten siquiera utilizar los dedos para poder escalar. De esta manera se quiere evitar las vías por las que ahora se están produciendo los saltos, ayudados de pequeños garfios artesanales para llegar hasta los peines invertidos trepando por la verja actual.
Este pasado julio el Consejo de Ministros dio luz verde a varias actuaciones recogidas en el Plan para el refuerzo y modernización del perímetro fronterizo tanto en Ceuta como en Melilla.
El coste estimado para hacer frente a la ejecución de estas obras asciende a un importe de 4.094.312,73 euros.
“Los estudios técnicos derivados de las necesidades planteadas por los agentes que protegen el perímetro fronterizo justifican la necesidad de implementar de forma inminente estas medidas complementarias para reforzar la seguridad en la zona, quedando así acreditada la declaración de emergencia para la contratación de los servicios previstos”, expuso la administración central para justificar esta intervención.
A los avances en medios -ahora incluso la Guardia Civil dispone de drones para detectar el acercamiento de estas personas a la valla- se suman también carencias como los fallos de los sensores que tantas y tantas veces ha denunciado la Asociación Española de la Guardia Civil -AEGC-.
A pesar de estas quejas no se ha actuado para evitar los retardos que se producen desde que se ha producido un salto hasta que salta la alarma y se puede activar a las patrullas.
Al contrario de lo sucedido en Melilla, en Ceuta se están produciendo entradas en goteo por la zona del vallado, siendo en cambio los intentos de entrada más numerosos los que se registran a través de los espigones.