La obra de la pasarela de Miramar se encuentra ya en su fase de cimentación y actualmente los responsables del proyecto están elaborando los muros de la rampa de acceso desde la barriada.
Aunque de momento, la obra no afectará al tráfico rodado en la N-352, no se descarta que en la última fase del proyecto sea necesario cortar la circulación de vehículos. Será una vez se alcance la ejecución del 90% de los trabajos que actualmente se acometen en la zona y se lleve a cabo el montaje de toda la estructura que permitirá el tránsito peatonal de manera segura, en una zona donde, en innumerables ocasiones, los vecinos han denunciado el riesgo que sufren los ciudadanos al cruzar la calle.
En la playa se está rematando la pantalla de pilotes que sujetarán la carretera nacional, así como el apoyo de la pasarela en el paseo.
Las piezas del puente se están fabricando en Sevilla y en breve se espera que se trasladen a nuestra ciudad para iniciar la última fase consistente en el ensamblaje de la nueva pasarela.
La pasarela permitirá a los a los transeúntes continuar su camino por la acera, o bien finalizar el trayecto en la playa.
El puente tiene una longitud de 40 metros y se situará a cinco metros y medio por encima de la carretera, según estipula la normativa de puentes situados por encima de viales de circulación, y a 12 sobre el nivel del mar.
Su construcción supone una partida económica de 1,9 millones euros. Estará elaborado en acero inoxidable, un material resistente para esta zona donde combate el viento de poniente y levante, debido a la cercanía con el mar. El pavimento será de tarima de madera, especial para exterior y zonas con un alto nivel de humedad y a lo largo de todo el recorrido se colocará iluminación tipo LED.
La novedad radica en su diseño, al carecer de los pilares tradicionales, que serán sustituidos por un conglomerado metálico.