Los negocios del Poblado Marinero, La Nuit y la Sala Velvet, denuncian la “poca consideración” que tienen hacia su negocio así como las “limitaciones” y “trabas” para poder trabajar durante la jornada de noche en sus negocios. En la madrugada del viernes al sábado fueron obligados a apagar la música de sus terrazas, cuando en la concesión del espacio exterior no aparece mención a esta prohibición.
Nicolás Molina, propietario de la Sala Velvet, asegura que “pusimos un altavoz conjunto con La Nuit y lo que sonaba era un hilo musical para amenizar la terraza. Ni música alta ni movida”.
Además los propietarios de ambos locales de ocio nocturno cuentan a El Faro de Ceuta que tienen una terraza conjunta y, por lo tanto, comparten el equipo de música. Cuando comenzó la noche sobre “la una, una y cuarto” de la madrugada apareció un furgón de la Policía Local y los agentes les obligaron a apagar la música que salía desde el altavoz “sin ninguna razón”.
Tuvieron que cortar la música, “cosa que nos afecta mucho”, dice Molina. Los propietarios de ambos locales la apagaron y “para no estar en silencio y amenizar la noche”, cuenta María Jesús Martínez, propietaria de La Nuit, que subió la música del interior del local “en el que no había nadie” para que “los clientes de la terraza escucharan algo”. Después de esto, la Policía volvió y ordenó “que bajáramos la música también de dentro del local”, dice Martínez. Y tuvieron que disminuir el volumen “hasta que prácticamente no se escuchaba”.
Respecto a estos hechos, Molina dice que invitó a loa agentes “a que se cruzaran a los demás locales del Poblado y que les dijeran lo mismo”. También alude a que “estas órdenes tan repentinas y fuera de lugar provocan que queramos cerrar el establecimiento hasta que esto se solucione de verdad. Otros locales se están beneficiando incumpliendo normas para evitar la propagación del virus y conseguir más clientela. Los propietarios del Poblado Marinero dijimos antes de abrir que iríamos todos a una y no ha sido así”, confirma el dueño de la Sala Velvet.
Los responsables al frente tanto de La Nuit como de la Sala Velvet quieren que no se les limite más porque “nosotros, que cumplimos todas las reglas y pagamos nuestros impuestos, nos sentimos discriminados y estamos muy cansados”, asegura Molina. “Además a las seis de la mañana estábamos recogiendo y escuchábamos la música y mucho ruido de gente que estaba en otros locales dentro del Poblado”.
Los establecimientos de este lugar son los negocios que más han sufrido durante el estado de alarma, ya que no se les permitió abrir sus puertas y recuperar su actividad laboral al son de los demás. Ahora están intentando recuperar las pérdidas de los cuatro meses que no han podido abrir y “no podemos, no nos dejan” dice Martínez.
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