Nuevas conductas

El 13 de octubre de 2008 Marruecos y la Unión Europea firmaban el Estatuto Avanzado. Este documento, desde un punto de vista político, suponía un paso importantísimo para permitir que se estableciera una verdadera área de cooperación bilateral Marruecos-Unión Europea, así como un impulso a la zona euro-árabe mediterránea. Ese acuerdo, que fue ratificado por los principales representantes institucionales de ambas partes, pretendía, en una primera etapa, que comprendía el sexenio 2007-2013, establecer una “hoja de ruta” para Marruecos, en aras a medir su cumplimiento de condiciones futuras para que pueda recibir más fondos de financiación que hagan de este país mediterráneo un cuasipaís perteneciente a la Unión Europea, con fuertes apoyos a su política comercial y de cohesión principalmente.
Un progreso en las estructuras y también en las infraestructuras, valga el juego de palabras, pues entre la mejora de éstas, se prevé el acondicionamiento de las fronteras exteriores de Marruecos con la Unión Europea y puerta de presentación ante Europa, las fronteras de Ceuta y Melilla.
Entre las medidas que se establecían como necesarias en el futuro de Marruecos para con sus relaciones con la Unión Europea, aparte de las consideraciones siempre necesarias tanto en países más desarrollados como menos desarrollados, en cuanto a profundas reformas en las administraciones (en las que el ciudadano tiene el ojo puesto también aparte de la clase política), así como cuestiones fundamentales en el ámbito de igualdad de derechos, como la equiparación en los accesos a puestos de trabajo entre hombres y mujeres, se encontraba la consideración relativa a la cooperación en materia de seguridad y control de fronteras.
Podemos decir que la colaboración en esta materia ha mejorado muchísimo en los últimos años entre Marruecos y las Instituciones Europeas, redundando en el beneficio de sus relaciones con su vecina España, que van más allá de proclamas de políticos para enmarcar en prensa. Es evidente que aún hay camino por hacer, pero que las relaciones entre los cuerpos y fuerzas de seguridad de ambos Estados, así como una mejora en la gestión de los flujos migratorios, se ha palpado, probablemente no con la intensidad necesaria, pero sí perceptible en la conciencia del ciudadano de a pie.
El nuevo periodo 2013-2020 debería ser la consagración de Marruecos para que sea considerado como una figura emergente y necesaria para el futuro de sus relaciones con la zona sur de la Unión Europea, desatando los nudos que perduraron en muchas conciencias durante muchos años, especialmente en nuestra ciudad, si bien manteniendo una intensa cooperación en materia de seguridad.
Con estos nuevos espacios de actuación el objetivo es que Marruecos avance, no sin la ayuda de la Unión Europea, hasta constituirse en un socio de compromiso para con el resto de Europa, a nivel de infraestructuras de carácter socioeconómico, haciéndose merecedor de esta manera de mejores líneas de financiación o fondos de cohesión, que permitan la generación de un área de bienestar y prosperidad, con la especial consideración que plantean las fronteras exteriores con las ciudades de Ceuta y Melilla.
Desde hace escasas fechas, Marruecos ya trabaja en ese moldeamiento de una nueva figura más estilizada y acorde con la necesidad de generar esa mejora en los estándares de vida de los ciudadanos, a través de la reforma del paso fronterizo de Bab Sebta, frontera con Ceuta, para el cual existe una reforma en profundidad a nivel de infraestructuras. Efectivamente, grúas y otras máquinas de análoga consideración, ya forjan el físico de una frontera que, Marruecos, dentro de su estrategia Visión 2020, pretende consolidar, con el fin de hacer de Marruecos uno de los veinte destinos más visitados a nivel mundial dentro de la citada fecha.
Pero no es oro todo lo que reluce, pues también existen nuevas medidas estipuladas en cuanto al funcionamiento interno de una frontera que, quizás no haya dado la imagen de transparencia y agilidad administrativa deseada por todos. Es por ello que, cabe recibir con cautela, pero más con optimismo, una reforma en la que, hace apenas cinco años, políticos principalmente, nadie creía.
Unas nuevas reglas que regirán el funcionamiento interno de los distintos Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado allí destinados, acompañando a los nuevos mecanismos de validación electrónica y digital de accesos que se van a instalar en dicha frontera. En esos reglamentos internos sería de apreciar la consideración de la figura de los agentes destinados como personas con conocimientos de idiomas y un cierto bagaje o experiencia internacional pues, seguramente, evitarían, no sólo en Bab Sebta, sino también aplicable a cuerpos de seguridad destinados en el Tarajal, acontecimientos desagradables, en el que casi siempre los ciudadanos han sido los perjudicados.
Cabe encauzar esos 6 millones de desplazamientos que se producen anualmente entre Ceuta y Marruecos. Desde ADESC, con ideas concebidas como la creación de un Estatuto Especial para los Ciudadanos de Ceuta (EECC) en Marruecos, incluida la creación de una oficina de atención a los marroquíes en Ceuta y españoles para con sus relaciones con el país vecino, así como otros aspectos, entre los cuales se incluye también la mejora de las condiciones derivadas de la carta verde o documento de importación temporal del vehículo, que permiten atisbar una comprensión hacia unas demandas que, simplemente, pretenden fomentar mejores condiciones de vida de los ciudadanos de ambos lados de la frontera, pues nuevas conductas siempre hacen olvidar errores pasados.