Nueva partida de inmigrantes del CETI hacia Madrid y Andalucía

69 es el número de los trasladados ayer por la mañana tras pasar más de cuatro meses en la ciudad. La ocupación del CETI se ajusta tras este nuevo traslado.

El Gobierno central trasladó en la mañana de ayer a un grupo de 69 inmigrantes a la península. Los trasladados, de origen subsahariano en su mayoría, han permanecido en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) durante más de cuatro meses esperando el día de hoy, lo que para ellos es el comienzo de una nueva vida.
Aproximadamente a las 10:00 horas de ayer, las dependencias del puerto comenzaron a llenarse de los trasladados, que llegaron en pequeños grupos y cargados de un ligero equipaje. La felicidad, el nerviosismo y la ilusión eran apreciables en sus rostros minutos antes del embarque en el buque de la naviera Baleária, a las 11:00 horas. Tal era la euforia que se fotografiaron decenas de veces para inmortalizar este momento tan ansiado.
Los 69 inmigrantes, entre ellos 15 mujeres, habían conseguido entrar en Ceuta a través del paso fronterizo con el país vecino, Marruecos, y estaban a la espera de conseguir los documentos para poder cruzar el Estrecho. Todos serán acogidos por centros de diversas oenegés abriéndoles sus puertas y ofreciéndoles su colaboración.
Aunque el destino inicial de muchos de ellos es Madrid, pequeños grupos se dirigieron a Córdoba y otras localidades andaluzas. Tal y como contaron algunos de ellos a El Faro, por iniciativa propia les gustaría viajar a Alemania y otros países europeos transcurridos unos meses en su nuevo destino. El objetivo es poder reencontrarse con algunos miembros de su familia, a los que hace años que no abrazan.
Este tránsito es posible por el denominado laisez-passer, un salvoconducto que les permite la libre circulación y que es habitual en los últimos meses. Este es uno más de los traslados que se han venido efectuando en la ciudad con motivo del exceso de personas alojadas en el CETI. El centro cuenta con una capacidad fija de 512 personas aproximadamente y, en los últimos meses, ha sufrido un incremento situado por encima de los 750 residentes.
Por esta razón, el pasado martes 1 de marzo se produjo el traslado de 88 de los inmigrantes que continuamente llegan a Ceuta. Con esta última partida, la ocupación del CETI se encuentra, por primera vez en mucho tiempo, bajo el límite establecido en 512.
El Faro ha podido conversar con algunos de los trasladados para conocer su historia y qué supone para ellos cruzar el Estrecho. Abass Seixé, de 28 años y procedente de Chad, definió como una meta conseguida el viajar a la península después de cuatro meses en el CETI. Su destino es Madrid, donde permanecerá cerca de seis semanas para luego, si es posible, viajar a Alemania para ver a algunos de sus familiares. Por otro lado, Alfa Sarr procede de Gambia y se dirige a Bilbao. Los dos amigos albergaban felicidad y tristeza en su despedida.
Tal y como hicieron saber, se mostraron muy agradecidos a la ciudad por el trato recibido durante sus meses de estancia. Mamadoubary, de 21 años, dio las gracias a los miembros de la Policía Local, de Cruz Roja, a los sanitarios y, sobre todo, a todo el equipo que conforma el CETI que día a día trabajó por y para ellos con el objetivo de mejorar su calidad de vida.
Antes de partir se despidieron de las personas que le brindaron su atención en el centro, donde pudieron disfrutar de todos sus servicios. La labor del CETI es muy alabada y va más allá del alojamiento y manuntención, ofreciendo servicios de atención social, psicológica y sanitaria, además de asesoramiento jurídico.

Mamadoubary, 21 años y toda una vida por llegar fuera de Guinea
Cerca de los 69 inmigrantes comenzaron a llegar al puerto, la mayoría acompañados de ciudadanos de Ceuta que quisieron despedirse de ellos. El poco equipaje que llevaban era muestra de lo poco que tienen, tal y como cuenta uno de los protagonistas. Mamadoubary, de Guinea, llevaba una pequeña maleta, pero no le hacía falta nada más. El hecho de partir hacia la península, un sueño cumplido, es más que suficiente para él y la mayoría de los que se encuentran en su situación. Su verdadero equipaje es su afán de superación.
A través de una intérprete, Mamadoubary no dudó en atender a El Faro para hacer ver a la gente que si están aquí, si saltan vallas y muchos de ellos huyen, es por vivir una mejor vida. Eso es lo que espera hacer en Madrid en los próximos meses y conseguir los papeles que le permitan viajar por el mundo. Todo conlleva un tiempo, pero con la ilusión y las ganas que demuestra gente como el guineano de tan sólo 21 años, todo puede ser posible. Sí es cierto que, a veces, falta cierta empatía en la sociedad a la hora de ayudar al prójimo que más lo necesita.

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