La imagen imponente de un crucero de bandera extranjera atracado en el Muelle España ha dejado, por suerte, de ser noticia en Ceuta. Las escalas, una tras otra, son el fruto de las gestiones silenciosas, en los foros y ferias en los que hay que estar presentes, de la Autoridad Portuaria que preside José Torrado. Esa gestión de años ha cristalizado y se traduce en llegadas sucesivas de navíos cargados de turistas. A la lista se sumó ayer, durante un buen puñado de horas, el Ocean Princess, un buque con bandera de Bahamas pero perteneciente a la flota de la naviera estadounidense Princess Cruises Lines, una vieja conocida del puerto ceutí.
No era la primera ocasión en la que navegaba por aguas de la ciudad. Ya en septiembre de 2009 había hecho escala bajo otro nombre, el Tahitian Princess, y también en junio de 2010, bautizado ya con la misma denominación con la que hizo su entrada ayer por la bocana alrededor de las 9:00. Su estancia se prolongó hasta las 18:00, el tiempo necesario para avituallarse, que sus más de 600 viajeros tocaran tierra para dividirse entre las rutas turísticas locales o las de Marruecos y volver a zarpar. Los servicios estaban garantizados por la consignataria Salama & Cía, encargada de cerrar todos los flecos de la visita.
Procedente de Casablanca y en ruta hacia Rouen (Francia), el Ocean Princess tocó la cara de levante del Muelle España con mil viajeros a bordo, incluidos los casi 400 tripulantes que engrasan la maquinaria humana de todo crucero. Los turistas, la auténtica razón de ser del navío, procedían en su inmensa mayoría del Reino Unido y de Estados Unidos. Antes de adentrarse en Europa, solicitaron en Ceuta el cambio de divisas por valor de 20.000 euros, en efectivo. Parte de esa cantidad revertiría ayer en el comercio local y en los establecimientos hosteleros por los que se dejaron ver durante buena parte de la jornada.
La escala ponía broche a una gran semana para la Autoridad Portuaria, cuya sede aparecía ayer engalanada para recibir a su segundo crucero en apenas cuatro días. El martes ya celebró la llegada del Amadea, que se convirtió en el primer crucero en solicitar combustible en Ceuta, abriendo de par en par las puertas a un nuevo nicho de mercado que el organismo que preside Torrado no está dispuesto a dejar pasar. Desde el Puerto se insiste, una y otra vez, en que cualquier entrada de buques repercute no solo sobre su cuenta de resultados, sino sobre el conjunto de la ciudad. Turismo, que volvió a esforzarse en agasajar a los recién llegados, también celebra que otros mil extranjeros sepan ubicar Ceuta ya en el mapa.
En detalle 33 palés llegados desde Italia No hubo negocio ayer para los proveedores locales. Desde el buque tan sólo solicitaron pequeñas cantidades de productos frescos, ya que el grueso del avituallamiento había llegado desde Italia a bordo de un trailer que a media mañana estaba estacionado junto al Ocean Princess y del que se descargaron 33 palés con alimentos. El acuerdo estaba cerrado desde antes de zarpar.
Turismo volvió a prestar su apoyo La Ciudad desplegó ayer el dispositivo turístico que suele poner al alcance de las navieras cuando un buque de esas características atraca en Ceuta. La Consejería, a través de Servicios Turísticos, volvió a habilitar junto a la pasarela un punto de información que facilitó a los pasajeros detalles sobre los principales lugares de interés repartidos por la ciudad. También se habilitaron autobuses para facilitar los traslados de los viajeros hasta la zona centro.
Aprovechando para sacar lustre Con el pasaje recorriendo las calles, los tripulantes aprovecharon para poner el buque a punto. A sólo unas horas de volver a soltar amarras rumbo a Francia, los operarios se esforzaban en limpiar el casco y las ventanas del Ocean Princess. Para ello habían solicitado a la consignataria, Salama & Cía, una grúa con brazo articulado que puede alcanzar los 20 metros de altura.
Visitas Marruecos gana la ‘batalla’ turística Los más de 600 pasajeros que llegaron a Ceuta a bordo del Ocean Princess, la gran mayoría de ellos británicos y estadounidenses, aprovecharon la escala para hacer turismo. Hasta 176 de ellos optaron por apurar las horas de escala para atravesar la frontera a bordo de autobuses y conocer el norte de Marruecos. Otros 149 prefirieron quedarse en la ciudad recorriendo sus calles y lugares emblemáticos.