Hace justo seis meses que Estefanía Fernández y su marido, Alejandro Vega, comenzaban su viaje de novios, una semana recorriendo el Mediterráneo a bordo de uno de los mayores cruceros del mundo, el ‘Costa Concordia’, a través del touroperador Costa Cruceros. “Estoy muy impresionada”, relata la joven ceutí, que no sale de su asombro desde que comenzaron a aparecer las primeras informaciones acerca del espectacular naufragio en la costa italiana. El matrimonio pasó sus vacaciones dentro del barco, salieron de Barcelona el 12 de julio, un itinerario idéntico al que el Costa Concordia estaba realizando justo antes de encallar en las rocas de la isla de Giglio, en la Toscana. “Es que podíamos haber sido nosotros”, añade Estefanía, que recuerda que el buque-hotel “se movía mucho”, tanto que pasó parte de la semana “tomando pastillas contra el mareo”. Fue entonces cuando decidió que no repetiría la experiencia, “y ahora menos”, añade.
La joven ceutí conoció la tragedia del crucero a través de una amiga que también había realizado su viaje de novios en el Costa Concordia. “No me lo podía creer. Es un barco que impresiona, tiene cuatro piscinas, un teatro de dos plantas que ya querríamos en Ceuta.... es majestuoso y dotado de todo tipo de adelantos técnicos”, un auténtico Titanic del siglo XXI. La pareja llegó a realizar un simulacro de evacuación a bordo, tal y como obligaban los protocolos de seguridad. “Puedo imaginar perfectamente la angustia que han sufrido los pasajeros. Nuestro camarote, que estaba en la octava planta, fue de los primeros en sumergirse, así que no sé que habría sido de nosotros si nos llega a pillar dentro. Ahora estaríamos bajo el agua”.
Según explican desde la Agencia Trujillo, el Costa Concordia es un crucero muy popular, especialmente para los recién casados. “Se publicita como un crucero de lujo y además ha tenido una campaña promocional muy fuerte, sobre todo en televisión, por lo que nosotros hemos reservado en varias ocasiones pasajes para ceutíes”, subraya.
“Me quedan los buenos momentos, los amigos que hicimos en el transcurso de esas vacaciones, las actividades y las excursiones a Malta, Palermo o Savona. Me quedan los recuerdos, y el alivio de que no fuimos nosotros”, matiza la recién casada.
Estefanía, acostumbrada como cualquiera que viva en esta ciudad, a viajar por obligación, no tiene ahora más miedo que antes, “pero no volveré a subirme a un crucero, eso seguro, aunque a mi marido le de pánico el avión”.
Un titán surcando el Mediterráneo
Con 120.000 toneladas y capacidad para 3.800 pasajeros y otros mil tripulantes, el Costa Concordia es una embarcación imponente. Tiene 290metros de eslora y una manga de 36 metros. Es como una pequeña gran ciudad en el mar, con gimnasio, piscinas, sala de exposiciones, galería comercial, spa, una sala de espectáculos y 19 establecimientos, entre bares, salones y restaurantes. “Era muy cómodo, y lo tenía todo”. Por tener, el Costa Concordia tiene a bordo hasta una capilla, un cine, una biblioteca y multitud de espacios destinados al ocio más variado, como una pared de escalada, simuladores de golf, plataforma para deportes acuáticos y campo de tenis. Todo esto está ahora bajo el agua. De momento, seis personas han sido halladas sin vida y los desaparecidos se cuentan por decenas