Desde que se levantó la manta del banco de las trabajadoras transfronterizas, se empezó la guerra de las influencias. Los apuntes que tengo son muy extensos por eso voy a resumirlo. “Ceuta entera se está desarrollando gracias a nuestras mujeres que vienen a echarnos una mano. Si quitamos esto pues lo único que pasaría es que tendríamos que cerrar muchos trabajos que están vinculados con la recaudación de la Seguridad Social. Por un lado los números disminuirían y esto es muy negativo”.
Esta declaración es una muestra del egoísmo que nos tiene a todos con una ceguera desmesurada de cara al público. La verdad es que aprovechándose del hambre de unos pocos los beneficios de unos empresarios, que se la saben todas, pues van aumentando todos los días del año. Para que se vayan ilustrando. Si me pongo yo dado de alta en un bar y tengo en los fogones trabajando a dos mujeres que me hacen la comida, que por cierto es lo fundamental de encontrar para que un bar o restaurante salga a flote (tener buenos o buenas cocinera), esto la verdad es defraudar con holgura. Pero claro no hay inspecciones y me puedo seguir lucrando todos los días. Sólo tengo que tener cuidado de que cuando aparezcan caras nuevas en el establecimiento sacar con disimulo a mis niñas y santas pascuas. Para eso están ya aleccionados mis camareros que también estarán dentro de los límites legales, es decir, un contrato de tres horas cuando de verdad estarán disfrutando de currelo pues todo el día si es necesario. La ley de la oferta y la demanda. O lo coges o te vas al paro hijo.
Pero aunque la pillería persista por muchos años, tenemos entre nuestras manos otro mal que estamos acumulando. Cuando estas muchachas cumplan la edad y estén viejas ¿de qué van a vivir? Para los empresarios le da igual ya que dentro de la cartera de futuras empleadas ‘haberlas ailas’. Estamos señores jugando con el futuro de la tercera edad de estas criaturas. En su país no tienen este chollo de la jubilación y por eso vemos muchas veces por todos los rincones de Ceuta a personas que pertenecen a este ámbito pululando por nuestra perla del Mediterráneo. Buscando un pedazo de pan para llevarse a su deteriorado estómago.
Me estoy acordando de un guardacoches que casi todos los días veo y aunque no lleve mi utilitario le recompenso con unas monedas y él se pone muy contento. A mí me reconforta mi corazón y así estamos los dos felices. Tenemos que pensar más en el prójimo como he matizado en este último párrafo. Señores inspectores tenéis que salir más a la calle. Ceuta se está construyendo con unos pilares muy negros que cuando se vean de qué material es tendremos que salir todos de aquí. Y eso que tan sólo he hablado de nuestras nenas, que si levantó la voz con un material prohibido que viene de Marruecos entonces tendríamos que decir: “apaga y vámonos”.