Todo estaba preparado. Ansiosamente 28 niños de tercer curso de educación primaria esperaban el día de su visita a los actos militares del Regimiento de Ingenieros con motivo de su patrón, San Fernando, al que habían tenido el honor de ser invitados. Vinieron a las 9 de la mañana vestidos de domingo, nerviosos y con los ojos llenos de ilusión...más guapos todos!. Sabían que iba a ser una salida especial. Su tutora les dio las últimas instrucciones, aunque ya las tenían aprendidas y también se arregló para la ocasión, como se les había pedido a los niños. Y como la salida era a las 12, pues tocaba recreo...pero no salieron...no querían mancharse!
Y allá nos pusimos en marcha entre los vítores de sus compañeros, que al vernos salir como pinceles estallaron en aplausos y silbidos. Que risas nos echamos!!!
Allí estaba el autobús que nos iba a llevar hasta El Jaral. Qué nervios! Nos lo había mandado la Consejería de Turismo, de la empresa Flandria, la que lleva a los turistas a dar la vuelta al Monte Hacho ¡Y al Parque del Mediterráneo! ¡Qué bonito! Y que grande!
Y nos vamos. Hasta nos pusimos a cantar. Es lo que hacen los niños en el autobús cuando van de excursión ¿no?
De pronto, en la puerta de CETI, nos paramos y el conductor nos dice que hasta ahí, que el autobús es muy grande, la carretera muy peligrosa y que hay un socavón antes de llegar a la puerta; que si subiera no tendría donde dar la vuelta, y que por tanto el autobús no sube. Que a partir de ahí nos tenemos que ir andando....Cáspita!! La carretera peligrosa y usted quiere que 28 niños con dos maestras,...y con tacones, vayan andando???
“Empieza entonces la discusión entre la tutora y el conductor, al cual le exige el cumplimiento del contrato y que suba a sus alumnos hasta la puerta del establecimiento a lo cual se negó”
Empieza entonces la discusión entre la tutora y el conductor, al cual le exige el cumplimiento del contrato y que suba a sus alumnos hasta la puerta del establecimiento a lo cual se negó. Le pide que llame a la empresa para buscar una solución y… lo hace, pero para decir que no hay más conductores y que lo que hay, es lo que hay.
La cosa se va calentando y la maestra pregunta por qué no se lo ha dicho en el colegio que ni hubieran subido al autobús, si acaso no sabía dónde iba o no conocía la ruta.
Excusas del conductor : ...que de haberlo sabido hubiera cogido un autobús más pequeño, pero que a él nadie le ha dicho nada más que recoja a los niños y los deje allí para que sigan andando.
Es entonces cuando muestra a la atónita maestra la hoja de trabajo del día donde se le especifica de manera clara 30 personas. ¿Por qué subió con un autobús de 55 plazas?
Empieza entonces el rosario de llamadas a la maestra desde el cuartel, que ya habían sido advertidos de la situación, y que intentaban solucionarlo con la empresa.
Y pensarán ustedes...¿¿¿dónde estaban los niños??? ¡Pues en el autobús! ¡¡¡Prohibido bajarse!!! Un reguero de coches oficiales subía para ver los actos: vimos a muuuchos jefes militares, al Señor Vivas, al señor Delegado del gobierno....y la maestra con el chofer en la cuneta.... ¿¿¿y nosotros cuando vamos???? Gritaban los niños...
Tras multitud de llamadas, consultas del chofer a todo camión de la empresa Trace que pasaba sobre la situación de la carretera y alrededor de hora y media, llega la llamada definitiva por parte del oficial que había coordinado el transporte: “puestos al habla con el gerente de la empresa Flandria, no hay nada que hacer. No están por la labor”.
Y que caritas de desilusión! Qué decepción en esas miradas. Nos volvemos. No ha podido ser.
Pero la maestra, que por algo lo es, después de entregar a sus niños a sus familias, coge su coche particular y sube hasta El Jaral.... a ver esas peligrosisisisimas curvas y el gran socavón de la entrada.... y ahí está la foto!!!! No es más que un badén como los muchos que hay por toda la ciudad, por la que estos autobuses transitan cada día!!! Curvas peligrosas???? De verdad este conductor puede llamar curvas peligrosas a dos curvas, dos, con una amplitud perfecta, subiendo como suben cada poco hasta el mirador de San Antonio???? ¿Qué no podría dar la vuelta? Pedazo de explanada que hay en el acuartelamiento, del que no pongo fotos por ser terreno militar.
“Consultadas fuentes militares me confirman lo que yo ya creía saber. Cada vez que hay traslados de personal militar a gran escala, suben a recogerlos en autobuses de dimensiones exactas al que nos llevaba a nosotros”
Consultadas fuentes militares me confirman lo que yo ya creía saber. Cada vez que hay traslados de personal militar a gran escala, suben a recogerlos en autobuses de dimensiones exactas al que nos llevaba a nosotros. Cuando se avería maquinaria, que en este establecimiento las hay y de grandes dimensiones, son trasladados en los llamados camiones góndolas que pasan perfectamente...y podría seguir dando datos, pero pa qué?
IMPRESENTABLES!!! Habéis jugado con la ilusión de mis niños y con su seguridad
Pero llega el día siguiente, ¡y de nuevo sale el sol! Desde el acuartelamiento ingenieros el Jaral, se nos hace llegar un paquete con los regalos que habían preparado para nuestros niños acompañados de sus disculpas, si bien a estas alturas del relato, todos sabemos que no eran ellos quienes tenían que pedirlas.
Y entonces vuelve la ilusión a esos inocentes ojos. ¡Que felices les hizo una camiseta! Una maravillosa camiseta que todos se pusieron en el acto y que agradecieron a gritos de ¡¡¡Zapadores!!! ¡¡¡Zapadores!!! ...Y así salieron para al día siguiente aparecer todos con ella puesta y encantados de la vida.
Al igual que repruebo enérgicamente desde aquí la actitud y profesionalidad de la empresa Flandria como la poca empatía demostrada por el conductor, que tuvo hora y media a 28 pequeños en un autobús sin intentar solución alguna, quiero AGRADECER con mayúsculas los esfuerzos realizados por todo el personal militar del acuartelamiento “El Jaral”, que hicieron todos los esfuerzos por contar con nuestros escolares en el día de su patrón, así como la preocupación demostrada en todo momento por la desagradable situación en la que se convirtió lo que debió haber sido una experiencia inolvidable.