A mi modo de ver vivimos en un Estado democrático de derecho donde la credibilidad de nuestros representantes políticos es fundamental para que el sistema funcione y los ciudadanos nos sintamos seguros.
Cuando los políticos con mayores responsabilidades en el Gobierno, ya sea a nivel estatal autonómico o local, nos mienten con descaro y ningún pudor y piensan que los españoles carecemos de formación y de capacidad de análisis colocándonos en la posguerra y nos toman por tontos se produce una gran frustración en nuestra fe en la democracia. No se puede aceptar ni consentir la mentira como norma y forma de gobernar y en los últimos días hemos asistido con incredulidad a las mentiras del Juez-Ministro Marlaska, hasta seis veces ha mentido en el caso del cese fulminante del Coronel de la Guardia civil jefe de la Comandancia de Madrid, mintió en el Congreso, en el Senado, en la Moncloa y a todos los ciudadanos, pero aquí no pasa nada, como tontos que somos, hemos de admitir estos hechos gravísimos sin que tengan ninguna consecuencia, al margen del desconcierto y grave situación creada en la Guardia Civil. Que ha quedado cristalino el motivo del cese y así lo reconoce la Directora General del cuerpo en el documento confidencial publicado con su firma y su sello. ¿A quién queréis engañar? Ya a nadie, los tontos sois vosotros. Marlaska, por el bien de la democracia, de las Instituciones y de la Guardia Civil, sin entrar en otras consideraciones, dimite, te has equivocado de lleno y nos has mentido con todo descaro, como ministro del Interior no puedes seguir ni un minuto más al frente de tan importante Ministerio. Te admiraba como Juez pero ese fuerte muro se me ha derrumbado.