Nos faltan huevos

Hasta hace relativamente poco tiempo, en España nos sobraban huevos y nos podíamos permitir el lujo de darles a nuestros vecinos europeos los huevos que a ellos les faltaban y a nosotros nos sobraban. Con la modificación de la normativa europea sobre las explotaciones intensivas de gallinas, la situación cambió radicalmente. Esa modificación marcaba, entre muchas otras cosas, la superficie mínima de la que debían disponer nuestras gallinas en las granjas, para que tanto su carne como sus huevos fueran de una calidad aceptable. Nada que objetar, toda vez que de esa forma se mejoraban las condiciones habitacionales de nuestras aladas amigas, y, como consecuencia de ello, los españoles seguiríamos teniendo los mejores y más grandes huevos del mundo.
A raíz de la implantación de la nueva normativa europea, y por no haber facilitado la consecución por parte de los ganaderos de ayudas para aumentar la superficie de explotación de sus granjas, los huevos españoles están en horas bajas. Ya no nos sobran huevos, sino muy al contrario, nos faltan. Siendo nuestra dieta habitual un modelo de sana comida mediterránea, este ovalado producto, rico en los nutrientes más esenciales, nunca ha faltado en nuestras cocinas, y sigue siendo protagonista de no pocos de los platos de nuestros más afamados cocineros. Ello ha provocado que España haya sido, desde tiempo inmemorial, uno de los países donde, cuando era necesario,  se ponían más huevos encima de la mesa.
Sin embargo, por falta de huevos, hemos tenido que recurrir a traerlos de países a los que les sobran, Estados Unidos y Brasil, bien es verdad que de este último país en menor cantidad ya que los brasileños tienen menos huevos que los estadounidenses. Parece ser que la normativa americana es menos estricta que la europea, y al otro lado del océano a las gallinas no se les permite vivir tan cómodas, con lo cual sus explotaciones son más rentables, y como consecuencia, las gallinas ponedoras americanas ponen más huevos por metro cuadrado que las europeas. Aunque, eso sí, los huevos americanos siguen siendo de menor calidad y más pequeños que los españoles.
Lo incomprensible de la situación es que se nos exija a los europeos que cumplamos las leyes (cosa que está muy bien), pero que se permita la importación de huevos de países que no cumplan con esas mismas leyes, con lo que poco a poco en Europa y en España nos vamos quedando sin huevos. Y, como en tantas ocasiones, terminamos recurriendo a los americanos para que nos manden los huevos que a ellos les sobran y a nosotros nos faltan.
POSDATA: Cada cual puede interpretar lo que desee ya que la imaginación es una de las pocas cosas que todavía es gratis. Pero aclaro que, según el diccionario de la RAE, huevo es “cuerpo redondeado, de tamaño y dureza variables, que producen las hembras de las aves o de otras especies animales, y que contiene el germen del embrión y las sustancias destinadas a su nutrición durante la incubación”.